Castigado por su amor romance Capítulo 1224

Alex sonrió débilmente. “Eres una persona dura en esta vida, ¿y aún crees en cosas como esa?”.

Sabrina miró a ese hombre frente a sus ojos, que tenía una barba tan larga que le cubría toda la boca, olía mal y tenía el cabello desordenado y cubierto de caspa. “Tú… ¿No te has duchado en medio mes?”.

Alex dijo: “¿Una semana?”.

Sabrina se quedó sin palabras.

“No me he duchado, tocado una cama, dormido o afeitado en una semana, y también… no me he cepillado los dientes en una semana”. Alex miró a Sabrina de manera burlona.

Sabrina se pellizcó la nariz y miró a Alex con asco.

Ella no podía creer en absoluto que este hombre frente a sus ojos fuera el mismo hombre con un temperamento gentil, que incluso le había sugerido entrar en el campo del diseño arquitectónico cuando lo había conocido por primera vez.

“¿Has encontrado a Jane?”. Sabrina sabía que era inútil que preguntara.

Alex no respondió. Simplemente le preguntó a Sabrina: “Ya que estoy así, ¿tengo la posición de admitir mi error y pedirte perdón?”.

Sabrina no dijo nada.

“Si todavía estás enojada, me quedaré bajo la lluvia y será mi propia responsabilidad si me enfermo. ¿Funcionaría eso?”. El tono de Alex era incomparablemente humilde.

A lo largo de todos los años que Jane había estado con él, ella apenas había tenido contacto con el mundo exterior.

Todos los pensamientos de Jane habían sido sobre él.

Sin embargo, se había hecho amiga de Sabrina.

Esto demostró que Sabrina era realmente digna de que Jane confiara y se hiciera amiga suya.

Por lo tanto, Alex había ido allí para disculparse con Sabrina por su ofensa.

En ese momento, Sabrina sorprendentemente no sabía qué debía decir.

Dos horas más tarde, Alex, quien se había afeitado, duchado y cambiado de ropa, habló cara a cara con Sebastian en su oficina con una expresión sombría.

“Sebastian, buscaste a Sabrina durante seis años. ¿Cómo no te volviste loco?”. Alex tomó una copa de vino tinto de la mesa y se la bebió.

Sebastian dijo con calma. “Si me hubiera vuelto loco, entonces las dos, Sabrina y Aino, realmente ya no habrían tenido forma de vivir”.

Alex quedó estupefacto.

Sebastian tenía razón.

Si se hubiera vuelto loco antes de encontrar a Sabrina en ese entonces cuando la estaba buscando, entonces realmente sería el fin para Sabrina y Aino.

“¿Alguna vez pensaste en rendirte a mitad de camino cuando no podías encontrarlas?”, preguntó Alex de nuevo.

Sebastian negó con la cabeza y le dijo seriamente a Alex: “Mi madre había soportado tanto sufrimiento durante toda su vida, así que no había manera de que dejara que mi hija y su madre pasaran por lo mismo. Sin mencionar que Sabrina fue la mujer que una vez me salvó la vida”.