Castigado por su amor romance Capítulo 1233

Quizás era porque una vez ella fue herida profundamente. Sin embargo, al tratarse del asunto de otra persona, y ya que ella prácticamente no conocía a esa madre, Sabrina consideró que no era apropiado opinar acerca del comportamiento de otras personas.

Justo cuando estaba a punto de llevarse a Aino, la madre soltera se acercó con su hija que lloraba.

“Lo siento, Señora Sear. Has estado hablando a mis espaldas todo el tiempo, lo cual me parece una actitud desagradable. Lo he tolerado un par de veces. Pero por favor, cambia tu mala costumbre. Además, nunca me uniré a tu grupo”.

Todo el mundo se quedó sin palabras. La mujer volvió a sonreír con tristeza. "¡Lo sé! ¡Todas ustedes son amas de casa ricas! Son gente rica, mientras que yo solo tengo un maldito salario de treinta mil dólares al mes. Es probable que mis ingresos anuales ni siquiera alcancen para uno de sus bolsos de diseñador. Sin embargo, no les debo nada. ¡Mi hija y yo vivimos muy bien! ¿Por qué debería aceptar su caridad?”.

Sus palabras enfurecieron a la Señora Sear. “¿Cómo-cómo no puedes distinguir entre lo bueno y lo malo? Sabemos que no es fácil para ti como mujer soltera, y queríamos ayudarte, ¡pero estás tomando nuestra amabilidad como mala voluntad!”.

La mujer se burló. "¡Lo siento! ¡No lo necesito! ¡Espero que desistan de esa idea!”.

Se dio media vuelta y se fue mientras sujetaba a la niña, quien seguía llorando.

"¡Espera!", le gritó Sabrina.

La mujer se dio vuelta y miró a Sabrina. “¡Señora Ford! Sé que eres la más rica entre todas estas amas de casa y muchas veces las he oído mencionarte. Al hablar de ti, su tono siempre está lleno de ego y de orgullo. Por favor, disculpa, pero no acostumbro a aprovecharme de la gente de la clase alta”.

Después de una pausa, continuó: “Acabo de ser transferida aquí. Elegí este jardín de infancia porque está cerca de mi lugar de trabajo. Puedes estar segura de que transferiré a mi hija lo antes posible”.

El tono de la mujer no fue amable. Sin embargo, Sabrina no estaba para nada enojada. Se acercó al frente de la mujer y se agachó para atar el cordón del zapato de la niña con una actitud seria.