Resumo de Capítulo 125 – Castigado por su amor por Internet
Em Capítulo 125, um capítulo marcante do aclamado romance de Romance Castigado por su amor, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Castigado por su amor.
“No, no, no. Joven Amo Nigel, no se enoje. Es mi culpa, he cometido un error, ¿de acuerdo?”. Kenton entró en pánico y trató de levantarse de la cama, pero sin querer agravó su herida.
“¡Ay!”. Las manos de Kenton se aferraron a su adolorida herida. Sus pies se doblaron y, sin planearlo, se arrodilló frente a Nigel y Sabrina.
Nigel sonrió con arrogancia. “No hay necesidad de eso”.
Kenton se quedó sin palabras. Miró como Nigel se llevaba a Sabrina fuera de la sala, Kenton estaba tan enojado que golpeó el marco de la cama con el puño.
“¡Nunca me he arrodillado ante nadie!”.
Sus subordinados no se atrevieron a decir una sola palabra.
Kenton había hecho su fortuna por diversos medios, y conocía a mucha gente de la calle. Había pensado que nadie en Ciudad del Sur, independientemente si estuviera dentro o fuera de la ley, se atrevía a desafiarlo. Sin embargo, nunca esperó que perdería la mitad de su fortuna a manos de Sebastian, que había sido el hijo b*stardo de la familia Ford, y había permanecido fuera de la familia desde que era pequeño.
La única razón por la que Sebastian no destrozó a Kenton por completo se la hizo saber con las siguientes palabras: “Kenton Horst, te dejaré la mitad de tus activos para que hagas dinero para mí. En cinco años, además de tus activos actuales, me otorgaras una ganancia del cincuenta por ciento. Cuando llegue el momento, vendré a cobrar los intereses”.
Kenton estaba tan furioso que quería escupir una bocanada de sangre. Sin embargo, lo único que pudo hacer fue tragarla. No podía vencer a Sebastian, y solo podía soportar la humillación. No obstante, incluso en este preciso momento, ¡el primo de Sebastian, Nigel, lo estaba humillando! ¡Cómo podría tragarse su ira!
Sacó su teléfono y llamó a Lincoln: “¡Lincoln! ¡Encargarme de esa chica Sabrina fue algo que me pediste que hiciera! Esa chica no solo me ha estropeado la vida, sino que incluso hizo que ofendiera a Nigel Connor. ¡Tienes que pensar en un nuevo plan para mí!”.
“Ve a buscar a Sebastian”, le dijo Lincoln a su hija.
Selene se quedó sin palabras, no se atrevía a ir en ese momento. Aunque tuviera al niño en su vientre como un seguro, seguía sin atreverse a buscarlo en un día como hoy. Toda la alta sociedad de la ciudad había ido al funeral que Sebastian organizó para su madre, pero la familia Lynn no tenía el derecho de ir. Como futura familia política, y como el verdadero suegro de Sebastian, Lincoln lo había llamado con antelación, diciendo que quería ir a presentar sus condolencias, pero fue rechazado despiadadamente por Sebastian.
Por eso, Lincoln se sintió extremadamente incómodo. Sin embargo, en ese momento, él quería que su hija fuera, ¿cómo podría Selene atreverse? Después de que Lincoln le susurrara unas palabras, el miedo de ella se convirtió en entusiasmo.
Esa noche, Selene acudió sola al funeral, vestida con ropa negra formal. Cuando Sebastian la vio, frunció las cejas y le preguntó con impaciencia: “¡¿Qué haces aquí?!”.
La expresión de Selene estaba llena de preocupación. “Yo… Joven Amo, está en peligro. Necesito decirle esto ahora”.
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