Castigado por su amor romance Capítulo 1283

La recepcionista asintió. “¡Está bien!”.

Mientras las dos estaban chismeando, Sabrina seguía avanzando. Sus tacones golpeaban contra el suelo a un ritmo constante, lento y rítmico que sonaba como los pasos de una mujer que trabajaba en la alta dirección con un poder considerable dentro del Grupo Ford.

Pasos que sonaban así hicieron que Lori, quien estaba sentada en la oficina de Sebastian ahora, se sintiera aún más engreída que nunca. Ella se dio cuenta de que una empleada estaba caminando hacia la oficina de Sebastian y, a juzgar por el sonido, la empleada debía tener un alto cargo. Anunciar su presencia a una empleada en el momento adecuado era exactamente lo que Lori había planeado.

“Director Ford, has estudiado mi propuesta durante más de una hora. ¿No deberías darme una respuesta precisa ahora?”. Lori estaba sentada frente a Sebastian con el torso inclinado hacia delante, y el profundo escote en V de su blusa se volvió aún más revelador.

Ella no se veía así cuando entró por primera vez. Entró con una bufanda de mil rayas envuelta alrededor de su cuello, que cubría la mayor parte de su piel.

Lori había fingido estar sorprendida tan pronto abrió la puerta de la oficina de Sebastian y exclamó tímidamente: “Director Ford, es… ¿Eres tú?”.

Sebastian levantó la vista para mirar a la mujer que tenía delante antes de preguntar sin emoción: “¿Tú eres el cliente que Marcus nos refirió?”.

Lori le dedicó una breve sonrisa. “Lo siento, Director Ford, pero es política de nuestra compañía que los representantes como nosotros no debemos dejar una mala imagen de ninguna manera. Yo… La última vez que te vi, mi hija te había pisado los zapatos y yo me agaché para limpiarlos. Dijo que yo era… Que yo era una molestia”.

“¿Qué estás tratando de decir?”.

“Quería decir que, si te desagrado, puedo darme la vuelta e irme ahora mismo para que nuestra compañía envíe a alguien más…”.

“Director Ford… ¿Qué opinas de esta propuesta de nuestra firma?”. El tono de Lori se volvió seductora para entonces. Ella arqueó la espalda e hizo lo posible por inclinarse hacia adelante mientras le preguntaba a Sebastian.

Sebastian no respondió. Simplemente prestó atención a los pasos tranquilos y casuales de esos tacones desde afuera de la oficina, que llegaron a la puerta después de unos segundos.

“Director Ford, ¿necesitas que vaya y abra la puerta?”, se ofreció Lori amablemente. Era el mejor momento para que la vieran. Este era precisamente el resultado que Lori quería. Sin esperar la aprobación de Sebastian, se levantó y fue a abrir la puerta. Antes de que pudiera, la puerta se abrió y la figura en tacones se abalanzó hacia Lori, agarrándola del cabello que llevaba atado con la bufanda de mil rayas.

“¡Mujer, tienes agallas!”.