Castigado por su amor romance Capítulo 1294

Las últimas palabras de Sean eran lo que Jennie y su hija esperaban escuchar.

“Seany, deberías regresar adentro. Nos iremos después de que entres”.

El tono de Jennie era dulce con un toque de gentileza. La vieja era astuta y experimentada. Especialmente porque los primeros años cuando Lori aún era una niña fueron duros para ella.

Pero ella no tenía ojos para los hombres inferiores. Su mirada estaba puesta en lo mejor de lo mejor y en convertirse en la amante de hombres ricos y exitosos. No se aferraba a ellos, sino que ella se marchaba después de hacer su fortuna. Con el transcurrir de los años, se convirtió en una experta. Además, estuvo rodeada de lujos desde niña, poniendo especial atención en su belleza. Por eso, a pesar de que ya estaba en los 50, Jennie todavía se veía como una hermosa perla, como una mujer de casi 30 años. Además, su mirada madura pero tímida destilaba una sensación de encanto desenfrenado desde lo más profundo de sus huesos.

Sean la miró aturdido. “…”.

"Seany, ¿por qué no te vas?", ella preguntó a propósito. Antes de que él pudiera decir algo, ella continuó: “Oh, lo sé. Seany, no hemos intercambiado nuestros números de teléfono”.

Sean asintió de inmediato. “Cierto, cierto, cierto. Somos viejos amigos desde hace décadas. Eres mi amiga de juegos de la infancia, y ahora que nos vemos, ¿cómo no intercambiar nuestros números de contacto? Además, debemos contactarnos por teléfono para concertar una reunión entre nuestras familias, ¿cierto?”.

Mientras hablaba, ambos se acercaron e intercambiaron números de teléfono, agregándose en WhatsApp.

En ese momento, Sean se sentía como si tuviera veinte años menos. En ese entonces, cuando tenía 40 años, era maduro, encantador y con una carrera muy exitosa, muchas mujeres jóvenes estaban locamente enamoradas de él. Estar en sus brazos era su mayor deseo. Y ahora, experimentaba el mismo sentimiento otra vez. Era como si hubiera regresado a su época de juventud. Sintió una emoción difícil de describir con palabras. Era dulce, emocionante y... un poco aterrador. Sean ni siquiera se percató de cómo entró en el elevador.