Castigado por su amor romance Capítulo 1346

La escena frente a sus ojos era un caos.

Sabrina no pudo evitar resoplar.

“Sabbie, ¿qué… qué pasó?”. Gloria miró a su hija de rostro tranquilo.

La expresión de Sabrina se llenó de una desesperación que no se podía ocultar. “Mamá, está bien. Las cosas que estaban destinadas a pasar, pasarán, y no podemos escondernos de eso porque en este mundo hay muchas personas que piensan que nosotras dos merecemos sufrir. Muchos que no se merecen sus puestos sienten que somos nosotras las que deberíamos ser descartadas y, entonces, intentan ocupar nuestros puestos. Dado que ese es el caso, ahora es una pelea de perros contra perros. Como mucho, volveré a ser una vagabunda sin hogar”.

Gloria no podía entender las palabras de su hija. Sabía que su hija había sido astuta desde que era una niña.

Cuando tenía doce años, fue intimidada en la escuela. Su acosador ensució con estiércol la cabeza de ella, pero aun así, ella pudo lavarse el cabello casualmente sola en un pequeño arroyo. Cuando llegó a casa, no lloró ni se quejó con sus padres.

Parecía débil y gentil, pero en el fondo era más fuerte que nadie. No sería derrotada tan fácilmente.

En este momento, Gloria no quería arrastrar al fondo a su hija con ella. Quería sobrevivir con su hija o morir con ella.

“¡Estoy aquí! ¡No tengas miedo!”. Gloria abrazó a su hija.

La madre y la hija se quedaron en sus lugares, mirando a Jennie y Lori que estaban con la boca abierta. Había expresiones confusas en sus rostros. También miraron a Sean, que parecía perdido y asustado, hasta el punto de perder la capacidad de hablar. Y finalmente, miraron a Rose, sentada en el regazo de Sean, hecha una bola, aterrorizada.

Rose era obviamente la más asustada porque este hombre que había aparecido muchas veces antes para amenazar sus vidas, le daba una terrible paliza cada vez que aparecía.

Por eso Rose se sentó acurrucada en el regazo de Sean, sin importarle en absoluto su dignidad o decencia.

“Sean… Abrázame fuerte”. La vieja de entre sesenta y setenta años estaba tan aterrorizada que comenzó a gemir.

Sean no sabía qué hacer. Hace diez minutos, todavía estaba complaciendo los gemidos de otra vieja, y ahora, diez minutos después, otra vieja se arrojó directamente a sus brazos y comenzó a gemir también.

¡Ja!