Castigado por su amor romance Capítulo 203

¿A dónde podrían huir? Las lágrimas se agolparon en los ojos de Sabrina mientras se mordía el labio inferior para contener la desesperación que la ahogaba y se negaba a mirar a Sebastian.

“¡Mi amigo gana más de un millón cada día! Estará atrapado en el hospital durante una semana, ¿y dices que cinco millones es una cantidad excesiva como compensación por la pérdida de ingresos y los gastos de su recuperación?”, continuó Sebastian.

“...”. Sabrina permaneció en silencio.

“¡Si fuera por mí, diría que diez millones es la cantidad adecuada!”, afirmó Sebastian con indiferencia.

“¡Oh, Señor Ford, gracias, muchas gracias! Tiene toda la razón, ¡deberían compensar diez millones por nuestra pérdida!”. Con el apoyo de Sebastian, el Señor Sullivan se sentía cada vez más seguro.

A pesar de ser un niño, Leo también era muy observador e inmediatamente se volvió para sonreír dulcemente a Sebastian, “Gracias, Tío Ford”.

“¡Hm! Puedes encontrarte cien tíos y todavía no te tengo miedo, ¡esto no cambia el hecho de que solo eres un perdedor! Leo, crece un poco y pelea conmigo, uno a uno. Si te gano, ya no podrás chantajear a mi mami”. De repente, una voz aguda de una niña pequeña llegó desde el exterior de la sala.

Sabrina se sobresaltó al reconocer la voz y se dio la vuelta bruscamente para encontrar a Aino de pie en la puerta, con Zayn en su silla de ruedas justo detrás de ella, que se quedó paralizado de asombro al verlo.

Zayn simplemente no podía estar tranquilo con la idea de que Sabrina fuera sola hasta el hospital, así que decidió llevar a Aino con él en la silla de ruedas y fueron allí en un taxi. Aunque fuera discapacitado, seguía siendo el único hombre de la casa, tenía que ser él quien se pusiera delante de su familia para protegerla del peligro. Pero nunca había imaginado el escenario en el que Sebastian estaba de pie justo delante de él, él estaba tan sorprendido que se quedó sin palabras.

Leo, que estaba de pie junto a Sebastian, por otro lado, no podía estar más orgulloso de sí mismo.

“No voy a pelear contigo, Scott, porque ya tengo al Tío Ford aquí para ayudarme. Si no te arrodillas y te disculpas, el Tío Ford te va a matar a golpes. ¡No solo a ti, sino también a tu mami! Ja, ¡ríndete y hazlo ya!”

Su rostro guardaba cierto parecido con el de Sabrina, pero la mayoría de sus rasgos eran innegablemente idénticos a los de Sebastian. Él se sintió abrumado por la emoción ante su hallazgo, como si hubiera una tormenta en su interior. ¡Seis años! ¡Llevaba seis años enteros buscándolas!

“¡Tío Ford, ayúdame a matarla a golpes! ¡Es una bastarda sin padre! ¡Pequeña zorra!”. Leo gritó miserablemente ante el despiadado ataque de Aino.

“¡Pequeña zorra!”. El Señor Sullivan apretó los dientes y espetó: “¿Cómo te atreves a golpear a nuestro hijo ante nuestros ojos? Te voy a despellejar viva”.

Mientras gritaba, su esposa ya había entrado en acción corriendo hacia Aino, con la intención de darle una lección a la insolente mocosa. Para su sorpresa, Kingston agarró su brazo justo a tiempo para detenerla.

Sebastian se puso en cuclillas para mirar a Aino a los ojos y le preguntó en voz baja: “¿Te llamas Aino Scott?”.