Castigado por su amor romance Capítulo 220

También había una silla de porcelana en la bañera. Cuando uno se acuesta sobre él, se puede sentir el vapor que emanaba del agua caliente, soplando sobre su cuerpo. Esa sensación no era menor que la de sumergirse en una fuente termal.

Sabrina nunca había utilizado una bañera tan lujosa en su vida. En el momento en que el hombre la arrojó en el agua, se sintió sofocada. Entró en pánico y trató desesperadamente de levantarse.

Los chorros de agua de la bañera le rociaron la cara y eso hizo que Sabrina no pudiera abrir los ojos. Agitó caóticamente las manos y gritó asustada: “¡Ayuda, ayuda!”.

Ella no sabía nadar y, al estar inmovilizada por el hombre, su corazón estaba hecho un nudo por la ansiedad. Por lo tanto, no se dio cuenta de que el nivel del agua en la bañera era, en el mejor de los casos, solo hasta sus muslos.

En ese momento, Sabrina tenía una mezcla de gotas de agua, sudor y lágrimas en el rostro que la hacían lucir especialmente lamentable.

El hombre, que también se metió en la bañera, al mismo tiempo hizo una mueca de burla, y luego la inmovilizó en sus brazos para tranquilizarla. “¡Mírate! No es como si te hubiera arrojado en el océano. Es solo una pequeña bañera, y estás muerta de miedo. ¿Tienes miedo porque no sabes nadar, o me tienes miedo a mí?”.

Mientras decía eso, su aliento fresco y también el aura masculina que solo le pertenecía a él, se apoderaron de Sabrina.

El corazón de Sabrina latió aún más fuerte.

Simplemente no podía distinguir cuánta burla contenían sus palabras. Solo respondió sin pensarlo: “Tengo… tengo miedo de ti, pero también… tengo miedo de caer en el agua”.

“¿A qué tienes miedo de mí?”, preguntó el hombre con voz grave.

Sabrina no sabía qué responder.

¿A qué le tenía miedo?

Aunque había tenido una hija con él, en realidad no había vuelto a estar a solas con un hombre desde aquella noche. Aunque llevaba seis años viviendo con Zayn, no había ocurrido nada entre ellos.

La relación entre Sabrina y Zayn eran solo de hermanos.

Sabrina nunca había estado tan cerca de un hombre, y mucho menos en una bañera juntos. ¿Cómo no iba a tener miedo?