Castigado por su amor romance Capítulo 251

La secretaria empujó la puerta para entrar, y sus ojos se abrieron de golpe al ver la escena ante sus ojos.

El Director estaba sentado en la lujosa silla de oficina que se había hecho especialmente para él, y en su regazo estaba una mujer.

El traje del Director cubría a la mujer, y su cabello estaba desordenado mientras apoyaba la cabeza en el hombro del hombre. Sus brazos rodeaban al Director.

La secretaria no era tonta.

Aunque no podía ver el rostro de la mujer para identificarla, se dio cuenta instintivamente de que aquella mujer debía ser muy cercana al Director.

La secretaria llevaba tres años trabajando en el Grupo Ford y, a lo largo de ese tiempo, se había presentado ante el Director todos los días con contratos para que él los firmara.

Nunca había visto la presencia de una mujer en su oficina, y mucho menos una sentada en el regazo del Director.

La secretaria llegó al instante a la conclusión de que había llamado a la puerta en el momento equivocado.

“Lo… lo siento mucho, Director, yo… no sabía que la Señora Directora estaba aquí…”. Tartamudeó nerviosa, sabiendo con seguridad que la mujer que estaba en el regazo del Director debía ser la Señora Ford, ¡tenía que ser ella!

Había más de cien mil empleados en esta empresa, y todos sabían que tan estricto era el Director. Habían pasado seis años, y el Director se había mantenido alejado de las mujeres por completo. Por eso, para que apareciera una de la nada, debía ser alguien importante.

Y lo que es más importante, el Director había traído a su hija al trabajo esta mañana y había convocado una reunión con todos los empleados para presentarla oficialmente, como futura directora del Grupo Ford.

A pesar de tener a su mujer en brazos, el Director no parecía distraído en absoluto. Tomó su bolígrafo de oro con facilidad y firmó los contratos con un rápido movimiento. La secretaria se quedó boquiabierta. Su mente estaba llena de respeto hacia el Director y de admiración de una fanática hacia la mujer en sus brazos. Deseaba desesperadamente pedirle consejos a la Señora Directora sobre cómo era capaz de domar a un hombre tan firme como el Director.

‘Un truco o dos podrían ayudarme a domar a un hombre medianamente exitoso. ¿No sería de ensueño?’, pensó.

Dejando a un lado sus pensamientos, la secretaria no se atrevió a quedarse más tiempo de lo que debía. Aunque el Director no estaba avergonzado, la pobre mujer en sus brazos estaba temblando todo el tiempo como si estuviera bajo el agua.

La secretaria no pudo evitar reírse internamente de lo tímida y fácil de avergonzar que era la Señora Directora. Ella no la había conocido antes, pero de alguna manera se había imaginado a alguien con un corazón gentil y una belleza inimaginable.

La secretaria salió de la oficina de Sebastian. Fue lo suficientemente considerada como para cerrar la puerta tras ella y dejar un cartel en la puerta que decía: “El Director está descansando. No molestar”.