Castigado por su amor romance Capítulo 468

’¿Una llamada muy importante? ¿Debería subir a pedirle el dinero?’. Sabrina se lo pensó un momento antes de desistir y decidió esperarlo abajo.

Sabrina pensó que debía tratarse de algo que él no quería que nadie supiera si iba hasta el último piso para atender la llamada. Tenía razón, Sebastian no quería que Sabrina se acercara a él cuando estaba en esa llamada.

Diez años atrás, cuando Sebastian estaba exiliado en el extranjero. Emma, la segunda dama de la familia Poole, recién cumplida con dieciocho años, lo perseguía apasionadamente. Sin embargo, Sebastian estaba huyendo en ese momento y no tenía ningún interés en el romance.

Además, no le gustaba la arrogancia y el egoísmo de las jóvenes adineradas como Emma, por lo que la había rechazado en múltiples ocasiones. Cuando eso no funcionó, Sebastian pasó a los insultos para librarse de la persistente persecución de Emma.

No hace falta decir que Emma tenía el corazón roto y que siguió así durante uno o dos años después, cuando finalmente renunció a Sebastian.

Cada vez que Sebastian se reunía con Alex, éste se burlaba de él diciendo: "Mi prima sigue loca por ti".

"¡Esa prima tuya es una hemofilia! Yo, Sebastian Ford, moriría antes de enamorarme de una hemofilia como esa", comentó Sebastian sin piedad ante su hermano por elección.

Alex prácticamente gritaba de risa ante la desgracia de su amigo. "¡Aunque realmente sea una hemofilia, no podías decirlo en voz alta! Tengo una reputación que mantener, ¿sabes? ¿No te preocupa lo más mínimo que me enfade contigo?".

"Como si fuese a pasar". Sebastian sonrió.

"Cambiando a algo más serio". Alex le dio una palmadita en el hombro a Sebastian y se quedó sin palabras. "Emma es una Hemofilia de acuerdo, pero no te pases con ella por mi bien. No es que vayas a casarte con ella, así que, con hemofilia o sin ella, no te afectará. ¿De acuerdo? ¿Por mí?".

Sebastian asintió con la cabeza: "Que ella sea hemofílica no tiene nada que ver conmigo. De todos modos, no tengo tiempo para andar difundiendo rumores sobre ella. Relájate".

"¡Cállate!". Y con eso, Sebastian colgó. Bajó las escaleras y encontró a Sabrina esperándolo.

"¿Qué pasa?". Él sabía que algo estaba en su mente desde el momento en que fue a recogerla del trabajo.

Entender el corazón de una mujer realmente era tan difícil como buscar una aguja en el océano, especialmente una mujer tan obstinada como Sabrina, por lo que decidió esperar a que ella hablara.

"Em". Sabrina dijo con nervios. "El grupo de madres del jardín de niños de Aino va a organizar una pequeña fiesta y todos deben... aportar algo".

‘¿Eso es todo?’, pensó, dándose cuenta por fin de por dónde había estado divagando su mente.