Castigado por su amor romance Capítulo 470

"Vaya, vaya, qué bien se te da reconocer a la gente", dijo Emma despreocupadamente.

"Solo hemos hablado una vez ayer y enseguida lograste reconocer mi voz. Si eres tan buena con la gente y eres capaz de conseguir que todos los hombres de la comunidad de élite de Ciudad del Sur sean hermanos por compartirte entre ellos desde hace seis años. ¿Por qué demonios pretendes ser una mujer sencilla delante de Aire, alardeando de que todo se te ha dado difícil como si fueses pavo real en celo?".

Al parecer, Emma era experta en el arte de insultar a alguien, pero a Sabrina no le afectó.

"Iré a trabajar como de costumbre, ¡continuemos esta conversación entonces!". Y con eso, colgó. Su hija estaba a su lado y lo último que Sabrina quería era que Aino se diera cuenta de que su madre estaba de pelea con alguien. Se puso en cuclillas para mirar a Aino directamente a los ojos y le preguntó: "¿Por qué no le dices a Mami lo que está haciendo Papi?".

"Papi se va de viaje de negocios durante unos días y no volverá a casa hasta entonces. No lo sabías, ¿verdad, Mami?", respondió Aino con orgullo.

"No, Mami no lo sabía". Sabrina negó con la cabeza y continuó: "¿Pero cómo te enteraste, Aino?".

El hecho de saber algo que su madre no sabía hizo que el orgullo de Aino creciera al responder: "Papi me lo dijo anoche, me dijo que cuidara bien de Mami mientras él no estaba. Me dijo que Mami es una dormilona, así que debería despertarte a tiempo. Papi también me pidió que le diera estas llaves a Mami".

Aino le pasó un juego de llaves a Sabrina. Reconoció inmediatamente que se trataba de las llaves del coche que Sebastian le había comprado no hacía mucho tiempo y sintió un nudo en la garganta ante la ola de emociones que la inundaba.

"Papi dijo que Mami va a llevar a Aino al jardín de niños durante estos días y que él me va a comprar juguetes nuevos en Ciudad Kidon, ¡voy a tener tantos juguetes nuevos!", añadió Aino.

"Felicidades, Aino, me alegro de que vayas a tener juguetes nuevos". Sabrina sonrió suavemente.

Después de desayunar, Sabrina volvió a recordar lo dolorido que estaba su cuerpo cuando fue a cambiarse, y decidió ponerse una camisa de algodón con un par de vaqueros sueltos en el vestidor, como se vistió hace unos días.

El atuendo era sencillo e informal pero pensó que la comodidad debía ser la prioridad para ella teniendo en cuenta el estado de su cuerpo.

"Son tus juguetes, depende completamente de ti a quién se los quieras dar. Por supuesto que mami no diría que no", respondió Sabrina con una sonrisa alentadora.

Ver lo feliz que estaba su hija había hecho que Sabrina estuviera más decidida que nunca a participar en la reunión de las madres. En el fondo sabía que agruparse contra una pobre madre no era correcto, pero tenía que dar prioridad a su hija y evitar hacer cualquier cosa que pudiera llevar a que Aino se quedara atrás.

No se sabía dónde acabaría Sabrina, así que tenía que centrarse en ayudar a Aino a adaptarse al nuevo entorno lo mejor posible. Al mismo tiempo, también había tomado la decisión de que solo se uniría a la reunión, pero definitivamente no participaría en la intimidación de la madre que estaba con necesidades.

Sabrina tomó la mano de Aino y caminó hacia Susan y su madre con una sonrisa cortés.

"Hola, mamá de Susan, hoy traje los cincuenta mil dólares. ¿Se los entregamos juntas a la organizadora del grupo o...?".

La madre de Susan parecía estar insegura de su respuesta mientras miraba a Sabrina de pies a cabeza.