Castigado por su amor romance Capítulo 48

Sabrina no le respondió a Selene, sino que se limitó a mirar tranquilamente a Sebastian. “Dejaré mi bolso adentro y luego me iré de inmediato. Volveré dentro de tres o cuatro horas. Ustedes… continúen”.

Ella no resopló ni sonrió, su expresión era extremadamente tranquila.

Sin embargo, Sebastian sintió una especie de desapego, indiferencia, determinación y una autoprotección desamparada y desoladora.

Sintió el deseo de conquistarla.

Él sabía que ella ya había confesado sus intenciones, engañó deliberadamente a su madre y llevaba un b*stardo en el vientre, engañándolo, pero él aún se sentía atraído por ella

La expresión del hombre inicialmente no era demasiado buena, pero se volvió extremadamente dura y severa como si estuviera reprimiendo su irritación.

Sabrina entró a su habitación y dejó su bolso, contó los pocos billetes que tenía, sacó cinco dólares y salió de nuevo.

Ella ni siquiera miró a Sebastian o a Selene.

La puerta se cerró con un estruendo.

Selene dijo con resentimiento: “Sabrina debe haber salido a mezclarse con hombres de nuevo. A menudo ella era así…”.

“¡Piérdete!”.

Selene de repente se estremeció de miedo y le preguntó: “¿Qué has dicho, Querido Sebastian?”.

Él personalmente la llevó a comprar postres hace media hora. No sabía qué sabor le gustaba a ella, así que los compró todos.

Ahora, ¿él le decía que se fuera?

“¡Vete a casa!”, dijo Sebastian con una voz fría. Su rostro inexpresivo parecía como si quisiera matarla.

Ella conocía la forma de hacer las cosas de Sebastian. El hombre ni siquiera parpadeó cuando derrotó por completo a toda la Familia Ford.

Selene sonrió avergonzada y dijo con voz temblorosa: “Querido Sebastian, tú… Recuerda tomar la sopa de pollo, me iré ahora”.

Solo dijo dos palabras: “Amo Nigel…”.

Nigel dijo con voz impaciente: “Lo sé, lo sé, hoy has faltado al trabajo otra vez. No te preocupes, no te despedirán. Eres solo una persona que hace algunos trabajos ocasionales, ¿hay necesidad de esta llamada? ¡Voy a colgar ahora!”.

Sabrina se quedó sin palabras y Nigel estaba impaciente.

Sin embargo, escuchó una sensación de calidez en sus palabras. Al menos, él estaba dispuesto a ayudarla a conservar su trabajo.

Los ojos de Sabrina se llenaron de lágrimas.

Se sentó sin nada que hacer durante más o menos una hora. Supuso que Sebastian y Selene ya se habían dirigido a la habitación de él, así que se levantó y regresó a casa.

Sabrina abrió la puerta y el interior estaba oscuro, como la boca de un lobo.

De repente, una voz fría le ordenó: “¡Ven aquí!”.