Castigado por su amor romance Capítulo 57

Sabrina no reconoció a la mujer que tenía ante ella como Mindy, pero al instante, reconoció a Marcus.

“Disculpe”, dijo cortésmente, mientras los dos bloqueaban su camino hacia el mostrador. Ella se deslizó junto a ellos y caminó hacia el mostrador.

“Disculpe, he recibido un par de llamadas del Amo Tong y yo… estoy aquí para devolver la cámara… el costo de ella, quiero decir”.

“¿Puedo saber cómo dirigirme a usted, señorita?”, preguntó la señora que atendía en la caja.

“Señorita Sabrina. Hace cuatro días alquilé una cámara digital que valía mil quinientos dólares y hoy estoy aquí para devolver el costo de ella”, repitió Sabrina.

“¡Señorita Sabrina!”, la señora parecía encantada de verla y respondió: “Deme un momento. Nuestro jefe la ha estado buscando por todas partes”.

“…”.

Su estómago se hundió al saber que llegaba con tres días de retraso y le preocupaba que el jefe la acusara de violar los términos.

‘Debería estar bien, tengo tres mil dólares conmigo en este momento. Esto tiene que ser suficiente para pagarles de vuelta’.

Una vez más, la idea de los tres mil dólares que tenía hizo que su corazón se llenara de gratitud hacia Nigel. El pequeño fajo de dinero que le arrojó el otro día resultó ser más de tres mil dólares para su sorpresa.

Se quedó de pie en silencio en el vestíbulo del centro de alquiler mientras esperaba a que llegara el Amo Tong. Tanto Marcus como Mindy parecían haber puesto su atención en ella.

Sabrina había decidido tratar a Marcus como un extraño común en la calle, lo que en realidad era cuando pensaba en ello. Solo se habían visto una vez en la antigua Residencia Ford, y aunque habían intercambiado números en ese entonces, ella estaba demasiado desesperada en ese momento y había ido demasiado lejos al intentar pedirle dinero prestado.

Había hecho todo lo posible por detenerse en las dos veces que él había llamado y colgado sin darle la oportunidad de decir nada al respecto, por lo que solo podía aceptar las consecuencias que tuviera que enfrentar.

“Oh, querida, Señorita Scott. Usted seguía colgando la llamada antes de que tuviera la oportunidad de explicarle. ¿Tenía alguna idea de por qué la estaba llamando? Alquiló una cámara digital que valía mil quinientos dólares, pero se apresuró a contestar una llamada telefónica antes de llevar la cámara consigo”, dijo el Amo Tong sonriendo.

“¿Qué… qué acaba de decir?”, Sabrina no podía creer lo que estaba escuchando.

“La llamé dos veces para contarle sobre esto, y por el amor de los Dioses, seguía colgando antes de que pudiera decirle algo”.

“Entonces… ¿Entonces está diciendo que esa cámara digital no se perdió sino que nunca me la llevé?”. Las lágrimas brotaron de sus ojos con incredulidad, y sonrió inocentemente ante la noticia.