Castigado por su amor romance Capítulo 667

"El día de hoy he traído a mi familia de regreso a la antigua residencia para presentárselas a mis parientes y amigos. Es un día muy feliz para estar envuelto en este tipo de problemas. Además, debo aclarar algo para no confundir a la Señora Lynn. No es que me importe que me haya malinterpretado, pero todos saben que soy un esposo dominado y no quiero que mi esposa malinterprete la situación".

"¡No!". Yvonne fue quien no pudo evitar reír esta vez. Ella ya no le tenía tanto miedo a Sebastian como antes, y empezó a sentir confianza con él después de pasar mucho tiempo con Sabrina. Ruth, que estaba de pie muy cerca de ella, sosteniendo la mano de Ryan, también se estaba riendo.

"No conocías ese lado divertido y afectuoso de mi Tío Sebastian, ¿verdad?", le preguntó Ryan.

"Mm-mm". Rut negó con la cabeza. Pareció recordar algo y dijo: "No es eso, es solo que... no conocía al Amo Sebastian en persona, así que no sabía cómo era él realmente. Solo había escuchado los rumores de que es un hombre despiadado, pero no parece ser así. De hecho, admitió ser un hombre dominado". Una expresión de anhelo surgió en su rostro mientras hablaba.

"¿Qué? ¿Celosa de tu mejor amiga por tener un esposo tan cariñoso?", bromeó Ryan.

Ruth asintió y dijo con tristeza: "¿Quién no querría un esposo que te ame y te cuide?".

"¡No te preocupes! ¡Puedo hacerlo mucho mejor que mi Tío Sebastian!".

Ruth sentía algo por Ryan, pero cada vez le era más difícil imaginar que algún día podría casarse con él.

Ella acudió al banquete con la simple intención de ver la residencia de la familia más rica de Ciudad del Sur. Pero allí, de pie en los grandes salones antiguos, vio como reprimían e intimidaban a Sabrina. Ruth no estuvo cuando Emma y los demás se unieron en contra de Sabrina, sin embargo, la invadió la culpa al escuchar ciertos detalles de lo que había sucedido.

Al ver todo con sus propios ojos, Ruth se dio cuenta de la brecha que siempre habría entre Sabrina y ella, a pesar de su nueva amistad. La riqueza puede ser tentadora, pero Ruth había aprendido que vivir su vida en paz era lo más importante.

Todos los invitados tenían la incertidumbre de saber por qué estaba aquí un repartidor y por qué parecía tan importante para Sebastian.

Todas las miradas se centraron en la entrada mientras dos personas entraban en el salón, una de ellas era un joven vestido con traje de repartidor; mientras que la otra era una mujer con uniforme. La mujer sostenía una caja hermosamente decorada y se acercó lentamente a Sebastian y Sabrina con una sonrisa.

"Amo Sebastian, los tacones de cristal natural que ordenó con las medidas de la Señora Ford para combinar con su atuendo de hoy están listos. Señora Ford, por favor, tome asiento".

Sabrina no podía quitarles los ojos de encima. Sabía que Sebastian le había pedido un par de tacones, pero nunca esperó que estuvieran hechos de cristal natural.

Sebastian tomó la caja y miró a Sabrina. "Siéntate. Te los pondré".