Castigado por su amor romance Capítulo 748

Todos en la sala se quedaron en silencio en el momento en que las palabras de Sabrina salieron de su boca.

Finalmente entendieron por qué ella quería que su hija saliera de la sala del banquete.

Mary cayó al suelo de repente, muerta de miedo. Al instante, orinó en el suelo.

Un extraño olor se esparció de repente por la habitación.

Sabrina se pellizcó la nariz. "Cariño, tengo la nariz sensible...".

Sebastian se levantó y le dijo a todos los presentes: "Deberían retirarse".

Mientras caminaba, le preguntó a Sabrina suavemente: "¿Tienes hambre? Podemos pedir comida a la habitación, lo que quieras".

Sabrina respondió: "Sí, tengo hambre, cariño".

Detrás de ella, Mary gritó: "¡Sabrina, eres muy cruel!".

Sabrina, que hace un segundo sonreía dulcemente, se volvió hacia ella y resopló: "¿Cruel? Comparado con el odio que me tuviste todos estos años, acusándome falsamente de ser una ladrona, untando mi cabeza con porquerías y tu padre rompiéndome tres costillas de una patada……".

"… Comparado con cómo convertiste a tu inocente compañera de clase, una profesora de instituto, en tu herramienta para ganar poder e influencia, convirtiéndola en juguete de varios hombres, haciendo de su vida un infierno. ¡No soy para nada cruel comparada contigo!".

"Además, por muy cruel y despiadada que fuera, no vine a vengarme".

"¡Tú fuiste la que vino ante mí a buscar problemas!".

"La historia la escribe el vencedor. Si no esperabas esto, ¿por qué viniste a mí buscando venganza?".

Mary se quedó callada.

Un segundo después, preguntó: "No me sacarías los ojos de verdad, ¿cierto?".

"No".

Mary dejó escapar inmediatamente un suspiro de alivio: "Gracias...".

Normalmente se esforzaba por reprimir su ira y su odio hacia Mary, pero su furia había estallado en su pecho aquel día. Quería matarla a golpes, e incluso tuvo el impulso de sacarle los ojos él mismo.

Al ver como Sebastian y Sabrina salían de la sala, Sean continuó gritando: "Haré un trabajo perfecto. Odio a Mary y a su familia casi tanto como Molly. ¡Tendré en cuenta el odio de Molly y la vengaré!".

Sabrina no miró hacia atrás.

Lo que un esposo le hiciera a su mujer y lo mucho que la odiara no tenía nada que ver con una desconocida como ella.

Se acercó a Molly, que estaba fuera de la sala, llorando a mares, y le dijo de forma reconfortante: "La vida no suele ser como queremos. Como a mí, me patearon hasta romperme tres costillas cuando solo tenía doce años. Mis padres y yo siempre fuimos criticados y humillados. Siempre he vagado de ciudad en ciudad, sin un lugar permanente al que llamar hogar. Sin embargo, el arco iris apareció finalmente cuando pasó la tormenta. Así que tienes que mantenerte fuerte, por tus padres y tus alumnos".

Molly asintió con convicción y le dijo: "A partir de ahora, viviré una buena vida".

"¡Todo lo mejor para ti!", le deseó Sabrina.

"Todo lo mejor para ti también. Les deseo a los tres una vida llena de momentos felices".