Castigado por su amor romance Capítulo 803

"¡Es imposible! Mis ojos no me engañaron, ¡yo la vi entrar!". Kingston sintió que realmente había visto un fantasma.

Sebastian negó con la cabeza. "La noche fue larga y tomamos una pequeña siesta. Ella pudo huir en ese momento. Debe estar escondiéndose a propósito de nosotros. Si contamos el hecho de que no quiere que la encontremos, con esta formación tan imponente que hemos reunido, seguro que no la encontraremos".

Su voz tenía un atisbo de decepción.

Cuando salió de la casa anoche, incluso le dijo a Sabrina que le daría una gran sorpresa por la mañana.

Al ver la situación ahora, definitivamente no podría darle la sorpresa que le prometió.

"Deja a una persona para que observe en silencio, debe estar bien oculta. Todos los demás, váyanse", dijo Sebastian sin ninguna expresión en su rostro.

"¡Sí! ¡Amo Sebastián!". Kingston se sintió particularmente apenado.

Afortunadamente, el temperamento de Sebastian era mucho más controlado ahora.

En el pasado, aunque Sebastian no dijera nada, Kingston ya habría aceptado su severo castigo por voluntad propia.

Después de que Kingston instruyera adecuadamente a uno de los subordinados, ordenó a los demás que despejaran el área, y condujo personalmente el coche fuera del callejón.

Como el callejón era estrecho, Kingston condujo con precaución. Justo cuando estaba a punto de salir de la entrada del callejón, un coche le bloqueó el paso de repente.

A Kingston le pareció familiar ese coche.

Últimamente había visto este coche muy a menudo en casa de sus tíos.

"Amo Sebastian, el coche enfrente le pertenece al Amo Shaw. ¿Qué hace aquí?", dijo Kingston con sospecha. Después de decir esto, estaciono el coche y luego le dijo a Sebastian: "Amo Sebastian, ¿debo bajar para echar un vistazo?".

Sebastian asintió sin expresión alguna en su rostro.

Kingston caminó dos pasos y vio a Marcus salir de una casa muy deteriorada.

"Amo Shaw", llamó Kingston.

"Asistente Yates, usted... ¿qué hace por aquí?". Marcus se quedó muy sorprendido.

"¿Qué?", preguntó Marcus, confundido.

Sebastian negó con la cabeza. "¡No es nada!".

En ese momento, le ordenó a Kingston: "Kingston, regresemos".

"¡De acuerdo, Amo Sebastian!".

Cuando regresó a casa después de haber estado haciendo guardia toda la noche, Sabrina y la niña aún no se habían despertado. Sebastian entró en la habitación con pasos muy ligeros. Sabrina se despertó bruscamente cuando abrió la puerta.

Había descansado bien anoche.

Cuando abrió los ojos, vio entrar a Sebastian. Entonces, lo llamó con una voz nasal y perezosa: "Querido, ¿regresaste? ¿Cuál es la sorpresa que has traído para mí?".

Sebastian tenía las manos en la espalda y le dijo en tono grave: "Adivina qué te he traído".