Castigado por su amor romance Capítulo 901

Pero, una vez que lo vio con sus propios ojos, el conductor creyó los rumores.

Especialmente los referentes a que la familia Lynn había escapado a Isla Estrella. Cada vez que se encontraban a alguien, les decían que la esposa del director era una z*rra que hechizó al Amo Sebastian. Selene Lynn incluso insistía en que ella era la legítima prometida del Amo Sebastian.

Pero al final, su prometido fue robado por esa z*rra.

Cada vez que escuchaban a Selene repetir estas palabras en los diferentes eventos, los subordinados de Sebastian que estaban viviendo en la isla tenían ganas de reír.

¡Tenía una hija de cinco o seis años y Selene no era más que una prometida!

¿Cómo podía decir que Sabrina se había robado a su prometido?

Pero nadie en la isla discutía con los tres miembros de la familia Lynn.

Porque en el momento en que pisaron la isla, los tres fueron recibidos con entusiasmo por la familia Payne.

¡Esa Selene Lynn!

No importaba cuántas veces la miraran, no era tan bonita como Sabrina, ni se veía tan compatible con el Amo Sebastian como Sabrina.

"Mm, Amo Sebastian…". Para aliviar la incomodidad de sus repetidas miradas en el espejo retrovisor, el conductor informó de inmediato: "En este momento, Lincoln, Selene y el resto de su familia se alojan en el Ala Oeste de la mansión Payne. Recientemente, escuché que el Amo Payne planea que su cuarto hermano, Holden, se case con Selene Lynn. El Amo Payne dijo que esta sería la alianza más fuerte”.

"¡Ja!". Sentado en el asiento del pasajero, Kingston se rio a carcajadas.

Pero Sebastian permaneció inexpresivo.

El conductor continuó: "Pero pensándolo bien, esto es bueno para nosotros. No hemos venido aquí para enfrentarnos físicamente con ellos. Si completamos nuestros objetivos, podremos vender las armas que obtuvimos a un buen precio. ¡Eso sería perfecto!".

Sabrina lo escuchaba mientras discutían sus asuntos, sin comprender el contexto de su conversación.

Estos eran asuntos serios. Ella no quería estar involucrada, así que decidió apoyar su cabeza en el hombro de Sebastian, con los ojos enfocados en su hija.

Siguiendo la dirección de la mirada de su hija, Sabrina observó el paisaje fuera de la ventanilla.

Con esto, camino frente a Sabrina y Aino, levantó su mano y abrió la puerta.

Por otro lado, Kingston ya se había bajado del coche. Quería bajar a la pequeña princesa para dejar paso a Sabrina y Sebastian, pero antes de que pudiera agacharse, Aino levantó los pies y salió corriendo.

No muy lejos de ellos había un puesto que vendía todo tipo de juguetes, incluidas muchas máscaras de Robin Rojo, cubierta de plumas que parecían reales.

"¡Vaya! ¡Mami, mira! ¡Quiero una!". Aino abrazó a su osito de peluche contra su pecho. Sus piernitas regordetas volaron sobre el asfalto.

"¡Aino!". Sabrina fue detrás de ella.

Kingston también las persiguió.

Justo en ese momento, un coche se detuvo junto a Aino. Un hombre bajó del coche, se inclinó y metió a Aino a la fuerza.

Aino se quedó sorprendida. "Mami…".