Castigado por su amor romance Capítulo 913

Además, ahora que era adicto a esas sustancias, ¡su cuerpo estaría destruido en unos meses!

Jade estaba ansiosa por deshacerse de ese hombre. Tenía un plan. Le ordenaría al hombre que se deshiciera de Sabrina y luego le daría una gran suma de dinero.

Si lograba deshacerse de ella con éxito, Sebastian lo perseguiría para vengarse.

Entonces, habría acabado con dos pájaros de un tiro exitosamente.

Pero no podía dejar que Lincoln se enterara de su plan. De lo contrario, podría romperle las piernas.

Los tres se sentaron en la sala de estar, cada uno con sus pensamientos y planes, cuando el sirviente de Holden llegó para echarlos.

“Lo siento, Señor y Señora Lynn, Señorita Lynn, ¡por favor, váyanse!”, dijo el sirviente sin el menor respeto.

Los tres fueron echados ​​de la sala de estar, pero en ese momento, Sabrina, Aino y Holden aún estaban en el patio.

Aino todavía estaba pisoteando los pies de Holden. Sus costosos zapatos hechos a la medida, que valían más de 100,000 dólares, fueron pisoteados por Aino como periódicos viejos.

Sin embargo, Holden no estaba enojado.

En cambio, se inclinó y le sonrió. “¿Entonces? ¿Ya desahogaste tu ira?”.

Aino no lo entendía. “¡¿Qué?! ¡Tú eres el que debería estar enojado!”.

Se dio vuelta y miró a los tres miembros de la familia Lynn saliendo. Señaló a Selene, la mujer a la que derrotó, y dijo: "Si tú... te casas con ella, ¡no me enfadaré!".

A los ojos de Aino, su padre le pertenecía a su madre y su madre le pertenecía a su padre. Nadie más podría tenerlos, excepto el uno al otro.

Holden dijo: “… Aino, tú… ¿Tanto daño quieres hacerme? ¿Quieres que me case con esa mujer fea?”.

Selene, Lincoln y Jade se quedaron sin palabras. “…”.

"¡Se ven bien juntos!".

“¡Dame una oportunidad, por favor!”. Holden juntó las manos y le suplicó.

Sabrina accedió, Holden Payne deslizó tímidamente un brazo alrededor de los hombros de Sabrina mientras ella sostenía la mano de su hija, luego, los tres salieron juntos de la mansión Payne.

No había nadie fuera de la mansión. Ni una sola sombra.

Sabrina miró a su alrededor, pero no vio ninguna señal de Sebastian.

Ni siquiera una pista.

Sabrina sentía el corazón en la boca mientras examinaba su entorno.

¿Dónde estaba Sebastian?

¿Ya había sido capturado, o asesinado por ellos?

Con el corazón disparando ansiedad con cada latido, se subió al coche de Holden. El coche condujo durante unos treinta minutos antes de detenerse.

Cuando se bajó del coche y miró hacia adelante, se quedó sorprendida.