Cielo y Barro romance Capítulo 87

Lo primero que hizo Noelia al regresar al hostal fue buscar a Valentina.

Era algo realmente incómodo.

Valentina, que anhelaba el amor, se había enamorado a primera vista del exnovio, pero él, sin comprender, la había atacado, no solo humillándola en público, sino también arrastrándola a actuar en una obra pésima.

Era la primera vez que veía a la soleada y alegre Valentina mostrando tal expresión de desamparo y colapso ante todos.

Si Manuel lo hubiera visto, probablemente habría estado desolado.

Sin embargo, cuanto más sucedía esto, más Noelia detestaba a Antonio y más se sentía culpable con la familia Díaz, ya que ellos eran los únicos que realmente la habían tratado bien.

Pensaba que, incluso si tuviera un corazón fuerte, probablemente no podría haber mantenido la calma como si nada hubiera ocurrido.

Los sentimientos eran, después de todo, un asunto privado.

Podías no gustarme, pero no podías llevarme al abismo y tomar mi sinceridad como una broma.

Si alguien era culpable, era solo Antonio, por ser tan cruel, por no saber cómo dar la cara a los demás, por su arrogancia irrespetuosa.

Al pensar así, Noelia sentía desde el fondo de su corazón que Antonio era un hombre sin corazón y ridículo, y al despertar, odiaba aún más haber perdido casi diez años buenos con un hombre tan desalmado y sin empatía.

Involuntariamente, se maldijo en voz baja: —Qué tonta.

Después de maldecir, Noelia giró hacia el final del pasillo en la planta baja, justo frente a la habitación de Valentina.

Justo cuando estaba a punto de tocar la puerta, sintió la incomodidad de levantar la mano; después de todo, Valentina era una joven que, posiblemente con el orgullo destrozado por la humillación de Antonio, no quisiera ver a nadie.

Especialmente a alguien que había tenido una relación con Antonio.

Noelia vaciló un momento antes de retractar su mano, apenas había comenzado a subir los escalones hacia el segundo piso, cuando escuchó una voz apagada desde arriba.

—Noelia.

Sorprendida, Noelia miró hacia arriba y vio a Valentina apoyada en el pasamanos de la escalera mirando hacia abajo con voz ronca: —¿Puedo hablar contigo?

Parecía que había estado esperando allí todo el tiempo.

Noelia no se negó y simplemente asintió con un "hmm", y ambas se dirigieron a su habitación. En frente de la enorme ventana panorámica, y preocupada de que Valentina pudiera tener frío, Noelia sacó un cojín de al lado para ella antes de que ambas se sentaran juntas en silencio.

Bajo la luz cálida y amarilla, Valentina tenía el rostro pálido y los bordes de sus ojos estaban rojizos, parecía que acababa de llorar.

Noelia se preguntaba qué tenía Antonio de bueno para que Valentina se hubiera enamorado de él a primera vista y ahora estuviera tan desconsolada.

En medio del silencio, Noelia frunció los labios y fue la primera en hablar: —Lo siento por lo de antes.