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Cinco años sin amor: El día que decidí ser yo misma romance Capítulo 11

Camila volvió a tomarle la mano a Valentina, le dio unas suaves palmadas en el dorso y, con un tono que sonaba a advertencia y promesa a la vez, soltó:

—A partir de ahora, cuando me veas, tienes que llamarme “hermana” o, si te da pena, “señora Ortiz”. Quién sabe, si me agarras de buenas, hasta podría llevarme a tu hijo a la familia Ortiz y ponerle mi apellido.

Valentina se quedó petrificada, mirándola sin poder creer lo que acababa de escuchar.

¿De verdad esa era la Camila que ella conocía?

Seguro estaba borracha y ya decía cualquier cosa sin sentido.

Camila soltó su mano y, como si nada, agregó:

—Pero primero tienes que lograr que nazca, ¿no?

Sin esperar respuesta, tomó su bolso y salió del baño sin siquiera voltear atrás.

Apenas puso un pie fuera, se topó de frente con un rostro demasiado familiar.

Toda la expresión de Leandro estaba sumida en una sombra que lo hacía ver aún más intimidante. Su mirada era tan cortante que cualquiera habría sentido escalofríos.

El corazón de Camila se hundió.

¡Esto ya valió!

—Leandro —Valentina salió justo detrás, y, como si fuera lo más natural del mundo, se colgó de su brazo con cara de víctima.

Camila, que aún sentía el mareo después de vomitar, recuperó toda la lucidez en ese instante.

¿Desde cuándo estaba él ahí? ¿Cuánto había escuchado de la conversación?

Pero qué más daba, de todos modos ya iban a divorciarse. ¿Para qué seguir fingiendo?

Intentó seguir su camino como si nada, pero una mano fuerte la detuvo tomándola del brazo.

—¿A qué niño quieres ponerle el apellido Ortiz? —Leandro disparó la pregunta con una voz tan seca que parecía capaz de atravesar el pecho de cualquiera.

Camila apenas alcanzó a mover los labios, a punto de decir algo, pero otra voz los interrumpió.

—Camila —Eloísa apareció justo a tiempo. Enseguida notó a Leandro y no pudo evitar torcer la boca al verlo—. ¿Leandro?

Y ahí no terminaba el show, porque Valentina seguía pegada como lapa.

Camila aprovechó la distracción para zafarse de la mano de Leandro y se fue directo con Eloísa.

Eloísa, que no era tonta, captó el ambiente tenso y preguntó en voz alta, como para que todos se enteraran:

—¿Dónde estabas? Te marqué mil veces y ni tus luces.

Capítulo 11 1

Capítulo 11 2

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