Cinco Pequeños Herederos de la Mami Impresionante romance Capítulo 6

Si no fuera por el atento cuidado de María, ella incluso dudaba si podría haber resistido hasta dar a luz.

Afortunadamente, después de sufrir durante tres días y dos noches, finalmente dio a luz a cinco bebés saludables, la única pena fue que entre ellos no hubo ninguna niña.

Este pueblo que se encontraba en la montaña era realmente pacífico, pero... Los quintillizos ya tenían seis años, era hora de llevarlos a recibir educación fuera.

María realmente lo lamentaba.

El cariño de estos seis años había sido muy profundo.

Sin embargo, sabía que no había fiesta que no se acabara, había llegado el momento de separarse.

El pueblo era aislado, no podían recibir una mejor educación.

"No nos extrañen demasiado. Con una llamada de vez en cuando basta."

Esas palabras hicieron que los ojos de los quintillizos se llenaran de lágrimas.

Se acercaron diciendo: "Abuelita."

María miró a estos pequeños con los ojos instantáneamente llenos de lágrimas.

"Sean buenos, y una vez que estén fuera, escuchen a su madre, ¿de acuerdo?"

Los quintillizos respondieron al mismo tiempo: "Sí."

El abuelo, que había permanecido en silencio, finalmente habló: "Bueno, ya es tarde, es hora de dejarlos ir."

Paulina llamó a los quintillizos. "Vengan aquí y hagan una reverencia a vuestros abuelos."

Los cinco jóvenes obedecieron y se arrodillaron hacia los ancianos.

"Abuelo, María, nos vamos." Cuando llegó el momento de marcharse, Paulina se sintió especialmente triste.

El cariño que había disfrutado solo duró esos seis años.

"Vayan, vayan." Los ancianos agitaron sus manos. Todo lo que tenían que decir ya se había dicho la noche anterior.

Al recuperar su compostura, se concentró en pilotar.

Aproximadamente diez horas después, el avión aterrizó en el estacionamiento privado del aeropuerto.

Desabrochándose el cinturón de seguridad, salió de la cabina hacia la cabina de pasajeros.

Al ver que los cinco pequeños ya estaban durmiendo plácidamente, una sonrisa se curvó en la comisura de sus labios.

"Pequeños, es hora de despertar, hemos llegado."

Los quintillizos, al escuchar la voz de su madre, empezaron a despertarse uno por uno.

El mayor, Alberto Bilbao, preguntó de inmediato: "Mamá, ¿ya estamos en casa?"

Los otros cuatro giraron sus cabezas hacia Paulina, esperando su respuesta.

Ella sonrió y dijo: "No, estamos en el aeropuerto. Vamos a bajar, vuestro abuelo Javier nos está esperando afuera."