Cinco Pequeños Herederos de la Mami Impresionante romance Capítulo 7

Al oír eso, los cinco pequeños se levantaron emocionados y felices.

Paulina, contagiada por su entusiasmo, sonrió y dijo: "¡Vamos, ya es hora!"

Abrió la puerta del avión y guió a los cinco pequeños hacia fuera.

Javier ya los estaba esperando en el vehículo familiar y tan pronto como los vio bajar del avión, se acercó rápidamente.

Los quintillizos, encantados al verlo, corrieron hacia él gritando: "abuelo Javier..."

"¡Ay!" Javier estaba claramente feliz de verlos.

Había pasado un mes entero sin verlos.

Paulina, llevando algunas maletas, se acercó y dijo: "Javier, vamos a casa."

Javier asintió de inmediato y dijo: "Claro." Cogió las maletas, las colocó en el maletero, y volvió al avión por más cosas.

Una vez todo estuvo listo, se subió a la cabina del conductor.

Mirando hacia atrás, diciendo: "Jóvenes señores, asegúrense de estar bien sentados. Ahora nos dirigimos a casa."

El viaje duró cerca de quince minutos.

Durante ese tiempo, los pequeños no pararon de charlar bastante emocionados. Les encantaba todo lo que veían: las luces de colores brillaban a lo lejos como si fuera de día y los rascacielos que solo habían visto en la televisión estaban por todas partes en este lugar.

Paulina podía ver en sus rostros curiosos y felices que les iba a gustar esta ciudad, lo que la tranquilizaba.

Ella misma estaba bastante conmovida. Después de seis años, finalmente había regresado.

Y entonces, una gélida sonrisa se reflejó en sus labios. La familia Bilbao y Sara, solo esperaban...

...

Pabellón de Oro Colorido

Sara miraba al hombre sentado frente a ella, con los ojos llenos de amor. "Samu, ¿qué te está pasando durante estos días? Te veo un poco pálido."

Samuel Urosa negó con la cabeza y dijo: "No es nada."

Al ver que él no quería hablar, Sara no insistió.

Justo cuando iba a llamar al camarero, de repente vio un rostro que reconocería aunque estuviera hecha cenizas. Estaba impactada.

¿Esa desgraciada no estaba muerta?

Mientras tanto, Paulina había estado trabajando en su oficina, ajustando algo y luego reorganizó un arreglo: "Listo, alguien había interferido con esto antes, atrayendo desgracias y calamidades."

Manuel Jiménez frunció el ceño ligeramente. "¿Dices que fue manipulado?"

Si no fuera porque ella era la nieta de el maestro Bilbao y había recibido la verdadera enseñanza de el maestro Bilbao, él realmente no se lo creería.

Paulina no respondió, sino que se acercó a un árbol de la fortuna, sacando algo de debajo de la maceta.

"Mira esto."

Manuel se fijó bien, era una moneda de cobre antigua.

"Es un objeto como un funeral, no te trae beneficio."

"Para ti." Manuel aceptó rápidamente; era muy supersticioso respecto a los objetos pertenecientes a los muertos.

Además, demasiadas cosas malas habían ocurrido en el último mes, realmente había sido un periodo de mala suerte.

"588,000 dólares, asegúrate de anotarlo. Adiós." Con el asunto resuelto, Paulina no se quedó un poco más de tiempo.

Este había sido su primer trabajo después de su formación y el número tenía que ser auspicioso.