(COMPLETO) EL CALOR DEL ORIENTE romance Capítulo 28

Isabella. . .

Dormir aquella noche fue algo imposible, por más que lo intentaba no lograba conciliar el sueño. Hacía poco Azhohary, se había marchado, me trajo algunas cosas que debía ocultar, dos pequeñas cantimploras con agua, que aseguro debía saber administrar bien o moriría deshidratada bajo el sol de Norusakistan, algunas frutas pequeñas y unas galletas, todo lo envolví en una pequeña manta que coloqué junto a la cabecera del lugar donde dormía.

Daba vueltas y vueltas intentando dormir para obtener fuerzas para el largo viaje, pero no lo lograba, mi cerebro trabajaba a una velocidad impresionante.

¿Todo saldría bien?

¿Lograré escapar o alguien me descubrirá?

¿Volveré a ver al Jeque?

Solo ruego a Dios porque todo salga bien, porque pueda salir de ese lugar. El plan de Azhohary, parece sencillo pero no se podía preveer lo que pudiese salir mal.

A la mañana siguiente me levanto muy temprano, como todos los días, colaboro con la preparación del desayuno, donde encuentro a Azhohary y confirmo el plan. Luego de desayunar, vuelvo al lugar donde duermo, trenzo mi cabello y lo cubro con una manta, lo envuelvo bien para que no se salga, y luego me coloco otra manta extendida que cae sobre mis hombros, y enrollo en torno a mi cuello luego de eso me siento a esperar.

Azhohary llega unos diez minutos después.

-Lo has hecho bien- me felicita porque he logrado ocultar mi cabello.

-Gracias. Aunque fue muy difícil, tengo demasiado cabello.

-Eso no es lo importante ahora. Debemos darnos prisa rosa inglesa. Saldremos a los establos en diez minutos.

Se supone que todas las mañanas un pequeño grupo de mujeres sale hacia un pequeño establo oculto entre las rocas, van hasta allá para darle de comer y beber a los animales. Yo saldré con ellas, camuflándome entre las mujeres lo más que queda, luego Azhohary y yo nos desviaremos un poco al llegar al establo y me ayudará a tomar un caballo y marcharme. Luego debo seguir sus indicaciones en el desierto, solo espero no perderme.

Cuando me agrupo con unas seis o siete mujeres más, mi corazón late aceleradamente, ruego para que no me descubran, porque si no, no solo habré perdido la única oportunidad que seguramente tendré, sino que habré dejado en evidencia a Azhohary, que lo único que desea es ayudarme.

Cuándo pasamos frente a los dos hombres que vigilaban la entrada, ellos nos miran de pies a cabezas, mi corazón y mi respiración se detienen ante el miedo de ser descubierta, pero ellos no reparan con mucho interés en nosotros, yo mantengo la cabeza gacha, para evitar que el color de mi piel me evidencie y cuando ellos nos dejan pasar, siento que vuelvo a respirar.

Caminamos junto a las mujeres por unos cinco minutos, a través de lo que parece un laberinto rocoso, Azhohary, se mantiene cerca de mí, de pronto se va quedando atrás y entiendo la señal, yo la imito.

Al llegar al establo, puedo notar como hay unos treinta o cuarenta caballos, el lugar es muy grande y tiene pequeñas divisiones, unas que proporcionan las mismas rocas y otras hechas con madera, seguramente es el trabajo de todo un día. Una mujer que aparentemente es la encargada de que se cumpla el trabajo, nos indica que hoy debemos dar de beber y comer a los animales, pero que también debemos limpiar porque el lugar está muy sucio. Todas asentimos en silencio y cada mujer se enfoca en su trabajo.

-Sígueme, rosa inglesa- me susurra Azhohary y la obedezco.

Nos dedicamos a trabajar unos cinco minutos, luego ella me dice que debemos acercarnos a la salida. Aquel espacio tiene lo que parece un túnel oscuro. Azhohary asegura que es la salida, y propone que tomemos el caballo más cercano a esa salida.

-¿Segura que sabes montar?- me pregunta como por quinta vez.

-Sí, te he dicho que sí. No te preocupes por eso.

-¿Recuerdas mis indicaciones para guiarte por el desierto?

-Si- vuelvo a repetir.

-Recuerda no detenerte, administrar bien los suministros y por Alá, aléjate de los clanes.

-Eso haré- respondo firme, sorprendiéndome a mí misma, no tengo tanta seguridad como demuestro.

Nos vamos acercando poco a poco a la salida, observamos que las mujeres están enfocadas en su trabajo.

-Azhohary, ¿por qué en este lugar no hay guardias?- le pregunto ceñuda.

-Porque ninguna mujer conoce el desierto, o al menos eso creen ellos, aseguran que ninguna de nosotras sabría guiarse en las arenas, es por ello que están seguros de que no escaparemos, y lo que es peor, el desierto está lleno de animales y bárbaros, solo una loca intentaría marcharse, por eso no nos vigilan aquí.

-Pues creo que al fin llegó una loca con ansias de escapar.

-Así parece- me dice con una gran sonrisa- ¿puedo pedirte algo rosa?

-Por supuesto Azhohary, lo que quieras.

-Cuando llegues a tu destino, dile a mis padres que estoy bien, que llevo buena vida en la medida de lo posible, que no me lloren, que solo vivo la vida que me tocó, y que los quiero con todo mi corazón.

-Así mismo se los haré saber, cariño- le respondo con una sonrisa- estarán más tranquilos.- ella solo me sonríe.

-Recuerda seguir derecho por el túnel hasta encontrar la luz que indica la salida, luego cabalga como si te persiguieran rosa inglesa, no te detengas.

Unos minutos más y tengo las riendas del caballo en mis manos, observamos al resto de mujeres enfocadas en su tarea. Azhohary, me da un rápido abrazo.

CAPÍTULO 28 1

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