(COMPLETO) EL CALOR DEL ORIENTE romance Capítulo 31

Isabella. . .

Se encontraba en su habitación, suspirando de amor por el hombre que le había arrancado la razón. Esa misma tarde anunciarían su compromiso y en dos semanas sería su esposa.

¡Dos semanas!

Sí, sabía que era poco tiempo, pero a ella se le harían eternas, tendría que ocuparse de los preparativos de la boda, aunque seguramente Hayffa, le ayudaría con aquello.

¿Cuántas personas asistirían a su boda?, no sabía cómo eran esas cosas allí en Norusakistan, si estuviesen en Inglaterra, seguro asistirían sus amigos y. . .

¡AMIGOS!

Se sentó de golpe en la cama. ¿cómo podía olvidar a sus amigos?, la matarían, desde que había llegado a Palacio, no se había comunicado ni una sola vez con ellos.

Corrió a su amplio vestidos, y buscó en un rincón aquella mochila con la que había llegado a Palacio. Revolvió algunas cosas que tenía allí adentro hasta dar con su celular.

Afortunadamente lo había apagado después de cada llamada. Así que apretó el botón de encendido y esperó mientras el aparato volvía a la vida. Agradeció que no hubiese muerto. Desbloqueó la pantalla y buscó entre las últimas llamadas. Allí estaba de primera.

Suseth. . .

Al tercer timbrazo, escuchó la voz de su amiga.

-¿Bella?, ¿Bella, eres tú?

-Claro que soy yo, tonta- respondió riendo.

-Juro que en cuanto te vea, voy a matarte. Eres una desconsiderada, una mala amiga, una descarada. ¿cómo se te ocurre hacerme eso?, has desaparecido por casi dos meses y hasta ahora llamas.

-Cariño, lo siento.

-¡Un cuerno!- le gritó enfadada- Matt, Ivette y yo, hemos estado al borde de la locura. Casi hemos ido a la embajada a exigir que nos dieran respuestas tuya.

-Eres una exagerada, Su.

-¿Exagerada?, ¿Exagerada?, ¡debes estar bromeando!, no me he vuelto loca y no sé cómo.

-Tranquila amiga, es que han pasado tantas cosas, que ni siquiera me las creerías.

-Pues intenta explicarme, porque te juro que casi he creído que te ha raptado un extraterrestre, así que creo que en mi estado de nervios puedo creer cualquier cosa.

-De acuerdo. No te alteres más cariño. La última vez que hablé contigo, me perdí en el desierto, me encontré con el Príncipe y. . .

-¿El Príncipe?- gimió escandalosamente.

-Sí, el Príncipe.

-Debes estar bromeando, lo digo en serio Bella, ¿has tomado mucho sol?, ¿te has chamuscado las neuronas?

-No digas tonterías- respondió entre risa- estoy perfectamente bien. He conocido a toda la familia real, y además me alojo en Palacio.

-¡SANTO DIOS!- gritó de modo tal que Isabella, tuvo que alejarse el aparato de la oreja.

-Su, me dejarás sorda.

-No puede ser. ¿estás en el Palacio?, menuda suerte la tuya- le dijo- oye, ¿son tan guapos como en las fotos?

-Mucho más guapos, Su- dijo riendo.

-Entonces, estás en el cielo mujer- gimió.

-Eso no es todo, ni te imaginas todo lo que me ha pasado. Me secuestraron los bárbaros y. . .

-¡¿QUÉÉÉÉ?!

-Deja de gritar Suseth, o me ocasionarás migrañas- se quejó.

-¿Cómo que secuestrada?, vamos Isabella Stone, toma el primer vuelo y regresa acá, no te expondrás más, te quiero aquí lo más pronto posible.

-Eso no es necesario, Su. Ya estoy bien, logré escapar y. . .

-Quisiera tener al Jequecito en frente para que me explique cómo es que no hay seguridad en su país de salvajes. . .

-Se te cumplirá el sueño- le dijo con una sonrisa.

-¿De qué hablas?, ¿estás ebria?

-No lo estoy. Verás al Jeque.

-Pues supongo que él vendrá a Inglaterra, porque yo no iré a ese país de. . .

-¿Ni siquiera para asistir a mi boda?- El otro lado de la línea se quedó extrañamente en silencio, lo que preocupó a Isabella, sabiendo cuán parlanchina era su amiga.- ¿Su, estás allí?

-¿Escuché bien?- preguntó con voz dudosa.

-Escuchaste muy bien amiga. Deben venir aquí, porque voy a casarme.

-¿Qué diablos te han hecho?, ¿ tú, te casas?, ¿ dónde está mi amiga?

-No seas tonta- le respondió entre risas- es cierto, me caso.

-Bueno sabes que los vuelos allá son muy costosos y que además no puedo viajar sin Ivette, no creo que pueda ir, aunque no quiero ausentarme el día de tu boda, es solo que. . . solo a ti se te ocurre casarte con un Norusakistan, de acuerdo, he oído y leído que son hombres sumamente sexys y varoniles, pero ir a conseguir esposo tan lejos Bella! ¿ahora qué haré para ir?, no creo que mis ahorros alcancen y además. . . Oye, un momento Bella. ¿cómo me haces esto?, ¿ cómo te casas tan lejos?, ¡Te odio!

-Eso no es cierto, no me mientas, Su.

-Es que. . . ¿con quién te casas?- indagó.

-Con el Jeque- dijo llanamente.

-¿Y el Jeque no querría tal vez. . . ? Un momento, ¿El Jeque?, ¿el mismísimo Jeque?

-Sí, el mismísimo Jeque- respondió sonriendo- seré la esposa de Zabdiel.

-¡No me lo puedo creer, Bella!- añadió con voz chillona- ¡Te casas con el Jeque!, ¡Serás reina!- chilló.

-Eso es lo de menos, Su. Estoy feliz de casarme con él, es un hombre maravilloso, tiene los ojos más hermosos que haya visto jamás y su boca. . . su cabello. . .es sencillamente perfecto y. . .

-¡Te has enamorado como una idiota!- su amiga estalló en carcajada.

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