Al momento en el que me preguntó si podía besarme, observé sus labios y asentí con la cabeza repetidas veces–Sí...– agregué casi con desesperación.
Nathan esta vez no se detuvo como había hecho esta tarde en el instituto, ahora me besó sin rodeos y con cierta necesidad igual que la última vez, yo por otra parte envolví su cuello con mis brazos buscando acercarlo más a mi cuerpo mientras él me aferraba al suyo, el beso trataba de ser calmado y tierno, pero no podía detener las ganas que tenía por ser besado en repetidas ocasiones, mi vientre se llenaba de sensaciones agradables y pronto aquellas sensaciones me comenzaron a quemar por dentro tras el beso tornarse más desesperado, de hecho, me tomó en sus brazos levantándome del trasero obligando a mis piernas a envolverlo, el beso era incontrolable, su lengua entraba a mi boca y sus manos apretaban mi trasero haciéndome sentir caliente.
Nathan me besó una y otra vez, tanto que mi ropa interior se estaba humedeciendo por su culpa, quería que se detuviera o mi entrepierna despertaría, pero no pude evitar mover mis caderas buscándolo, mi respiración era acelerada, creí que no podría volver a respirar con normalidad, pero entonces dejó mis labios para bajar por mi cuello a medida que frotaba su entrepierna en mí, aquello me excitaba al igual que mojaba, abrí mi auto y lo giré para qué se sentará en el asiento del conductor, él lo hizo y entonces yo me subí encima para seguido cerrar la puerta.
Sus manos se posaron al principio en mis caderas, pero cuando incliné el asiento hacia atrás él las dirigió hasta el broche de mi pantalón y con esto se dio libre acceso para adentrarse por mi trasero con sus manos, sus manos pasaron por alto mi ropa interior, él me apretó del trasero sin restricciones por lo que me sentía un poco nervioso al no saber muy bien que debería hacer, es mi primera vez sobrio, no sé si debería tocarlo también, pero ¿Qué toco primero? Agobiado busqué sus labios tratando de callar mis pensamientos, pero los besos estaban siendo tan húmedos que me creaba un mayor problema.
–E-Espera...– le dije con cierto miedo, pero Nathan bajó mis pantalones dejándome con mi húmeda ropa interior.
–hm... pero mira que tenemos aquí...– dijo tocándome la entrepierna, su mano estaba masajeando mi miembro por encima de mi ropa– estás tan mojado ¿Qué te ha puesto así?
–nngh...– gemí al envolver la punta con la tela frotándola en mi pene– nnh...
–Vaya...– dijo haciéndolo de nuevo– cada vez que hago esto tú te mojas más y más...– llevé mis manos hasta las suyas tratando de detenerlo– ¿Qué pasa bebé? ¿No te gusta cómo te toco?
–S-Si me gusta... p-pero siento que...– dio golpecitos en la punta–...
–Qué lindo eres...– dirigió su mano izquierda a mi trasero bajando por entremedio de mis nalgas– aquí también estás mojado...– frotó su dedo en mi entrada– ¿Si meto un dedo te correrás? –arquee mi espalda inconscientemente– ¿O prefieres mi pene? ¿Con qué quieres correrte?
–nngh... n-no me preguntes cosas... a-así.
–Se sinceró conmigo Andrew...– susurró en mi oído– dime lo que te gusta... dime todo lo que quieras...–me estremecí– te prometo que yo quiero hacerte muchas cosas...– besó mi cuello– y todas son muy sucias...
–nnnh... p-por favor... hazme lo que desees...– dije excitado frotándome en sus piernas.
–Lo haré...– fue diciendo mientras bajaba mi ropa interior, yo moví mis piernas para quitarme los zapatos y de esta forma pude conseguir que mis pantalones salieran por completo– pero antes tú debes decirme lo que quieres que haga...– terminó de decir.
–¿P-por qué yo...? –Pregunté avergonzado.
–Porque tú estás encima, tú das las órdenes...– suspiré al oírlo–.
–Y... ¿Si hubiera sido al revés? –pregunté de forma curiosa y tímida al mismo tiempo.
–Ya te habría partido en dos...– me estremecí– dime qué quieres, bebé...
A las 11:05 pm Nathan me llevó hasta un hotel donde poder descansar un poco, pidió comida que más tarde nos llevaron a la habitación, no estaba mal, claro que para no ensuciar la ropa nos metimos a la cama sin ella luego de darnos un refrescante baño de jacuzzi, Nathan parecía un poco preocupado ante la idea de no llevarme a casa, parecía preocupado por mis padres y aquello me hacía muy feliz, en el hotel teníamos de todo como para quedarnos sin problema, no obstante, él no quería que mis padres pensaran mal de su persona, no quería parecer un aprovechado y eso me causaba unas cuantas risitas.
Tras lavarme los dientes y meterme a la cama él imitó mis acciones acompañándome en aquella gran cama de sábanas blancas, sus brazos me mantuvieron apegado a su cuerpo y pronto sus dedos se entrelazaron con los míos al abrazarme, me sentía muy cómodo, ya no estaba nervioso ni nada parecido, ahora sólo quería escuchar los calmados latidos de su corazón al estar tan apegados, el silencio no era un problema como antes, ahora hasta se agradecía en medio de aquella oscuridad donde la luz de la luna la hacía menos intensa.
–¿Seguro que tus padres no están preocupados por ti? –insistió– no quiero irme, pero tampoco quiero que tus padres se enojen conmigo.
–Está todo bien, ellos confían en ti.
–Por eso mismo lo digo– sonreí girándome para apoyar mi cabeza en su pecho abrazándolo–.
–No te preocupes, ellos saben que estoy bien y es gracias a que confían en ti– acarició mi cabello– además si nos vamos tendríamos que movernos y realmente estoy muy cómodo– besó mi cabello al yo acabar de hablar.
–Tienes razón– estiró su brazo y tomó su móvil, pude ver cómo lo ponía en modo avión para no recibir llamadas– buenas noches, Andrew– susurró en mi oído.
–Buenas noches, Nathan– respondí con una sonrisa que él no podía ver, con aquella sonrisa se escapaban pequeños hilos de felicidad que no podía controlar, estoy feliz ¿Qué más puedo pedir?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) ¿Enemigos o amantes?