Cuando regresé a la casa de mi padre a eso de las nueve de la mañana me sentía agotado, trabajar toda la noche siempre me dejaba agotado, sin embargo, recibí una buena recompensa por hacer un buen trabajo, además conseguí el fin de semana libre por ello tenía que pensar en los preparativos para mañana, de todas formas, mañana es sábado y sólo tengo el día de hoy para generar todos los preparativos.
–Papá, con respecto a la casa– dije con cierta timidez sin saber cómo reaccionaría mi padre.
–¿Ya la fuiste a ver? –preguntó buscando unos papeles– ¿Qué te pareció? Está ubicada en un lugar tranquilo y con vistas hermosas.
–Sí, la casa es preciosa, ideal para pasar las vacaciones de verano o para estar a solas– fui diciendo, notando como encontraba los papeles que necesitaba.
–Quiero que firmes esto– dijo poniendo los papeles frente a mí y me entregó un bolígrafo.
–¿Qué es? – pregunté de inmediato.
–Son los papeles de la casa, la he comprado a tu nombre y otra para tu hermana, dile que venga a verme cuando te vayas a casa.
{...Unas doce horas más tarde...}
Dormí seis horas del día, es decir, me desperté a eso de las cuatro de la tarde y comencé a preparar todo, fui hasta la casa de campo para ordenar todo, le saqué las sábanas a los muebles e hice una lista de todo lo que necesitaba comprar para equiparla en el tema de suministros, debo comprar comida, cosas de limpieza, unos manteles para decorar un poco los muebles vacíos, sábanas y algo para abrigarnos por la noche. Por lo demás tenía todo, por ello cuando regresé a la ciudad le pedí prestado el auto al mejor amigo de mi padre quien sin problema me lo prestó, este siempre nos trata bien a mí y a mi hermana por ello cada vez que necesitamos a alguien de fiar recurrimos a él, de todas formas, es de la ley lo que consigue generarnos más confianza.
Hice una compra lo suficientemente grande como para llenar la despensa de mi nueva casa, también me compré ropa nueva y tomé la de mi casa, quería equipar mi nueva casa al 100% y ahora que no estaba mi madre era la mejor oportunidad, el auto estaba lleno de cosas que ayudarían a equipar mi regalito, por ello cuando llegué comencé a ordenar todo buscando dejar todo perfectamente para mañana, estaba agotado de limpiar y ordenar, sin embargo, luego de seis horas más tarde acabé, son las ocho de la noche y aún no le he hablado a Andrew, por ello cuando me senté en el sofá frente a la chimenea le marqué esperando al tercer tono.
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