Cuando estábamos en clases esas ganas aumentaron, la profesora pasaba su materia mientras el resto de mis compañeros escuchaba sus indicaciones para realizar un trabajo en pareja que llevaría calificación, cuando terminó de hablar todos fueron hablando entre ellos viendo la forma más adecuada para realizar el trabajo, Andrew me hablaba, sólo que yo no estaba escuchando, miré hacia adelante notando como nadie tenía su vista en nosotros, todos estaban mirando sus cuadernos, todos menos yo, por ello dirigí mi mano hasta la entrepierna de Andrew quién se alarmó al instante y trató de cerrarme el acceso, lo que estaba haciendo era peligroso, agradecía que por delante de la mesa había una pared que impedía la vista hacia nuestras piernas, claro que sí los chicos de al lado miran no habría explicación para lo que hacía, pero traté de tapar un poco con mi cuerpo viendo lo nervioso y sonrojado que estaba.
–N-Nathan... para– me dijo en un tono sólo para mí.
–Sólo un poco ¿Sí? – insistí abriendo sus piernas con mi mano, Andrew apretó mi mano con más fuerza, estaba muy nervioso– venga bebé...– le susurré cerca de su oído– déjame tocarte...– fingí que miraba su cuaderno, esa era mi excusa para estar tan cerca.
Andrew puso sus dos manos sobre la mesa, miró a la profesora y sí, me abrió sus piernas dejando que fuera tocando cuanto quisiera, bajé la cremallera de su pantalón y busqué la forma de sacar su miembro por allí, Las mejillas de Andrew estaban rojas, pero muy rojas, cuando lo acaricié dejó escapar un leve suspiro, se veía tan lindo.
–Ya estás duro...– le dije viendo a mi alrededor, nadie nos veía aún– ¿Te pone la situación de ser descubierto?– negó con la cabeza apretando sus puños al yo torturarlo con mis caricias– si no fuera por el resto, ya te habría recostado sobre la mesa para seguido penetrarte...– se mordió el labio– quiero tocarte por todos lados...– pasé mi pulgar por la punta de su pene– quiero oírte gemir mi nombre...– suspiró– sentirte por dentro...– su miembro se estaba humedeciendo por mis palabras y leves caricias– hacerte el amor tantas veces que...
–P-Para me voy...– agité su miembro con más rapidez– ngh... p-para...– se llevó la mano a la boca.
Mi entrepierna se sentía apretada también, pero no podía arreglar mi problemita habiendo tanta gente, ni siquiera podía salir del salón, sería muy notorio, sin embargo, siento que podría correrme sólo viendo el nerviosismo de Andrew, además de excitado, quiere que lo toque, pero sus principios lo detienen.
–Quita la mano de tu boca, puede ser muy notorio...– me miró asustado, parecía que lloraría si no me detenía, pero me hizo caso y quitó su mano para seguido posarla sobre la mía siguiendo el movimiento, movió un poco sus caderas, su expresión me decía que en cualquier momento se correría, sabía que tenía que detenerme o ensuciaríamos la pared de la mesa, sin embargo, no quería detenerme– aguanta un poco...
–Nathan...–susurró en un tono muy bajito, estábamos hablando en tonos muy bajos, en el salón había ruido por lo que todo estaba bien siempre y cuando continuará así– vamos a otro lado...– me acerqué a su cuello para besarlo– n-no...– apreté la punta de su pene, se estaba corriendo–.
–¿Quieres córrete conmigo dentro...?
Esto era un caos, podía ver nuestros movimientos a través del espejo, podía ver a la perfección el cuerpo de Andrew mientras lo embestía y él podía verse a sí mismo, podía ver lo que yo veía por lo que sentí que podía entenderme, pero también vi a un hombre desesperado embistiendo una y otra vez su interior, podía ver mi expresión que era casi tan orgásmica como la de Andrew, esto me excitaba muchísimo, quería hacerlo una y otra vez, me encanta demasiado que no creo poder apagar la llama que él enciende dentro de mi pecho.
Claro que hacerlo en unas duchas del instituto tiene sus privilegios, aún más cuando acabas y puedes tomar un baño antes de ponerte otra vez la ropa, como no es la primera vez que entro a estas duchas tengo todo lo necesario en uno de los casilleros, por ello no tenemos problema en mojar nuestro cuerpo más de la cuenta, pero claro, no teníamos mucho tiempo, hemos desaparecido por bastante tiempo por lo que ahora tenemos que entrar a la siguiente clase, si tenemos suerte podremos ir a la cafetería a por algo de comer, ahora mismo siento que podría morir de hambre, aunque claro, si Andrew me pidiera hacerlo otra vez no cabe duda de que olvidaría mis ganas de comer con tal de hacer mío su cuerpo.
–¿A qué hora es la cena? – le pregunté al salir al pasillo.
– A las nueve– lo tomé de la mano entrelazando mis dedos con los suyos.
–Tengo que llevarle un pago a mi padre antes ¿Me acompañas? Es sólo darle el dinero– me miró un poco nervioso, pero sonrió asintiendo con su cabeza, parecía nervioso ante la idea de conocer a mi padre, aunque a su vez también parecía emocionado.
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