Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 109

Una noche de insomnio.

Angélica se miró en el espejo mientras se arreglaba, notando las ojeras bajo sus ojos.

Utilizó bastante corrector para apenas cubrirlas.

Al dirigirse al garaje para tomar su auto, el Mercedes...Benz Clase G de Martín pasó frente a ella.

Él miraba fijamente al frente, su perfil pasajero era apuesto y tenso.

Angélica sabía que estaba enojado por lo que ella había dicho la noche anterior.

Daniel había hecho un escándalo, haciéndole entender que su compromiso no estaba deshecho.

¿Qué era lo de ella y Martín entonces?

¿Una aventura?

Eso era lo que más detestaba, ¿cómo difería eso de lo que hacían Daniel y Brisa?

Había sido traicionada por Daniel, ¿debería ella también convertirse en ese tipo de persona?

Además, para Martín, ella solo era una necesidad física.

Decidió cortar por lo sano antes de involucrarse demasiado emocionalmente.

Llegó a la empresa.

Justo cuando Angélica se sentaba en su escritorio, Sonia, vestida con un traje blanco, pasó caminando con tacones altos y con una expresión sombría golpeó su mesa:

—Entra.

Luego, Sonia entró en su propia oficina.

Teresa, al lado, le dio una palmadita. —Ten cuidado, Sonia no está de humor hoy.

Angélica asintió.

Probablemente, el mal humor de Sonia se debía a la ausencia de Martín la noche anterior.

Tocó la puerta y entró.

—¿Has revisado todos los documentos del proyecto? —Sonia, apoyada en su silla de cuero negra, la miraba fijamente con un maquillaje impecable que la hacía ver indiferente.

—Sí, los he revisado.

—Hace tres años, en el Supermercado Viva en el centro de la ciudad, ¿qué materiales de construcción se utilizaron?

—El suelo era de baldosas de mármol antideslizantes y resistentes al desgaste, las paredes estaban cubiertas con pintura ecológica y duradera, el techo era de tablones de mineral de fibra acústico y retardante de fuego, y los estantes y accesorios de exhibición combinaban materiales metálicos y de madera.

Sonia cruzó sus brazos y continuó preguntando: —¿Qué estilo tenía la Biblioteca de la Paz?

—Combinaba elementos de diseño moderno y tradicional, líneas simples, amplios paneles de vidrio que ofrecían un aire contemporáneo, mientras se integraban detalles arquitectónicos tradicionales de Ciudad Oceánica, como tallados y ornamentos, reflejando la herencia cultural e histórica. Los colores principales del edificio eran beige y gris oscuro, complementados con decoraciones de madera, creando un ambiente acogedor y elegante.

Angélica respondió nuevamente con precisión.

Sonia parecía no estar satisfecha y le hizo varias preguntas más difíciles y menos recordables.

—No estoy seguro de los detalles, pero el presidente Martín estará aquí en quince minutos.

Había estado de mal humor, pero ahora, de repente, se alegró.

Sonia inmediatamente sacó un espejo pequeño y delicado, y le ordenó a Angélica: —Informa a los otros diseñadores, nos reuniremos en la sala de conferencias en diez minutos.

Mientras hablaba, una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Después de que Angélica notificó a los demás, observó que todas las diseñadoras se estaban arreglando.

Algunas incluso se rociaron un poco más de perfume.

El vestíbulo de la oficina estaba impregnado con una mezcla de fragancias.

Pronto, Angélica vio esa figura familiar acompañada por un alto ejecutivo.

Llevaba un traje oscuro impecable, una corbata con patrones, el cabello peinado pulcramente y gafas con montura de plata que añadían un aire de distinción a su elegante porte.

Era muy diferente al hombre con ropa casual y desenfadado de la noche anterior.

—Angélica, ¿podrías ingresar estos datos por mí? Gracias —Un colega se acercó para pedirle ayuda.

Angélica desvió la mirada.

Martín se giró, observando a las personas en el espacio de trabajo, su cabeza ligeramente inclinada, los cabellos negros peinados en una cola baja, su rostro delgado y atractivo mostraba concentración.

Pensando en lo que ella había dicho la noche anterior, Martín pensó: mujer implacable.