Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 125

Leire estaba de pie en la sala, con la cabeza baja y visiblemente tensa.

Frente a ella, en un sofá individual, Martín se reclinaba, con las piernas largas cruzadas una sobre la otra.

Con su espalda contra una ventana panorámica, su rostro atractivo quedaba oculto en sombras, haciendo imposible discernir su expresión, pero transmitiendo una sensación de opresión.

Con una voz fría y pausada, comenzó a hablar: —¿Tan urgente que necesitas buscar al abuelo? ¿Qué sucede?

Leire siempre le había temido a Martín.

Cuando era pequeña, recordaba que Martín casi nunca jugaba con ellos y era mucho mayor.

Si no estaba estudiando, estaba resolviendo problemas.

Su temperamento también era como el de tío Uriel, no, incluso más serio que él.

Después, cuando tío Uriel ascendió en su posición, Martín regresó tras graduarse para tomar el cargo de diseñador jefe en la Oficina de Diseño Arquitectónico Ciudad Oceánica.

Su familia tenía un estatus muy alto en la familia Herrera.

Su relación con Martín se volvió aún más distante y, en cierto modo, comenzó a temerle aún más.

—Yo, yo... solo quería hacerle unas preguntas al abuelo —La voz de Leire era tan baja que casi no se oía.

—¿Qué preguntas? —Martín insistió.

De repente, a Leire se le ocurrió que tal vez no necesitaba confrontar al abuelo; si le decía a Martín, él podría ayudarla.

Después de todo, Martín también era parte de la familia Herrera.

Parecía ganar confianza, levantó la cabeza con una expresión de enojo.

—Martín, ¿sabías que el abuelo le dio a Angélica el diez por ciento de las acciones de Grupo Herrera? Eso es demasiado, mi padre solo tiene el doce por ciento y yo solo el uno por ciento. Ella, siendo una extraña, ¿cómo puede obtener tanto? Creo que el abuelo debe haber sido engañado por ella.

Martín soltó un "Oh" ascendente en tono. —Suena a injusto.

Angélica estaba parada en el porche, y debido al vestíbulo, era difícil notar su presencia.

Al escuchar a Martín decir que era injusto, también se sintió un poco culpable.

Ella realmente había obtenido demasiado.

Leire brilló con esperanza; Martín realmente la estaba apoyando.

—¿Incluso tú tienes el uno por ciento? ¿Tal vez yo también debería hablar con el abuelo al respecto?

En el siguiente segundo, las palabras de Martín congelaron la alegría en el rostro de Leire.

Leire se quedó pasmada durante un largo rato, dándose cuenta: