Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 16

Angélica, con una expresión alerta, preguntó: —¿Qué pretendes hacer?

Estaba tan oscuro aquí, un tipo y una mujer solos en una habitación.

Además, las imágenes embarazosas de aquella noche surgieron instantáneamente en su mente.

Se le erizó la piel de todo el cuerpo.

Al ver la cara llena de terror y precaución de Angélica, Martín quiso reírse por la ira, se quitó el abrigo y empezó a aflojarse la corbata. —¿Qué crees que quiero hacer?

Ella retrocedió, él se acercó.

La luz del móvil iluminaba la cara de Martín, acentuando sus rasgos marcados, especialmente sus ojos profundos. Hoy no llevaba gafas, lo que los hacía parecer aún más penetrantes, y su sonrisa tenue y enigmática parecía envuelta en un velo de seducción, atrayéndola irresistiblemente.

“¡Pum!” Angélica chocó contra el armario detrás de ella.

El ruido la hizo volver en sí, y con una voz severa dijo: —Ya te dije que la última vez fue un malentendido, no soy una persona frívola, Martín, ¡ten cuidado con tu comportamiento!

Martín no dijo nada, levantó la mano hacia ella.

Justo cuando Angélica iba a gritar, él extendió su mano detrás de ella y tomó una pequeña caja de herramientas del armario.

—¿Qué estás esperando? Enciende la linterna.

Martín dijo algo y luego dejó la caja de herramientas en el suelo y la abrió.

Resulta que quería ayudarla a arreglar el cableado, pero era incómodo hacerlo vestido de traje.

Angélica, instantáneamente sonrojada y confundida, encendió apresuradamente la linterna de su móvil.

Conociendo bien el diseño de la casa, Martín rápidamente encontró el cuadro eléctrico y comenzó a revisarlo con las herramientas en mano.

Angélica, que no era muy alta, tuvo que pararse de puntillas para iluminarle adecuadamente.

Unos minutos después.

—Ve a encender la luz—, ordenó Martín.

Angélica corrió inmediatamente a encender la luz de la entrada, y la habitación se iluminó de inmediato.

Ella probó todas las luces, y todas funcionaban.

—No me lo esperaba, también sabes arreglar estas cosas—, exclamó Angélica sinceramente.

Martín es el nieto mayor de don Octavio, hijo del vicealcalde y de alta alcurnia.

Además, con su aire de distinción natural, ¿quién podría imaginar que también se arremangaría para arreglar cables?

Martín guarda sus herramientas en la caja y dice: —Cuando estudiaba en el extranjero, tenía que arreglármelas por mi cuenta.

Ya fuera arreglar un cable simple o un techo que gotea, él siempre lo hacía personalmente.

La sala estaba iluminada, y Martín miró alrededor.

Era limpia y ordenada, la decoración estaba bien pensada e incluso incorporaba algunos diseños funcionales.

—La casa está bien decorada.

Angélica sonrió, con un toque de orgullo: —La diseñé yo misma. En general, la casa tiene una alta tasa de utilización, así que basándome en las características de la casa, añadí algunas de mis propias ideas creativas.