Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 177

En la mesa, Daniel seguía cuidando de Angélica con suma atención.

Brisa no podía evitar levantar la mirada.

Ella conocía la verdadera mascara de Daniel y había decidido unirse a Angélica, pero el hombre frente a ella alguna vez fue el hombre que más amó, el padre del niño que llevaba en su vientre.

Veía cómo trataba a otra mujer con ternura, mientras que a ella la trataba con frialdad y crueldad.

Brisa se sintió incómoda, mordiéndose los labios de la rabia que sentia.

—Brisa, ¿por qué no comes? — preguntaba don Octavio, incluso le servía un pedazo de costilla.

De repente, el olor graso llego directo a la nariz, haciéndola sentir terriblemente mal del estómago.

Brisa ignoro las palabras de don Octavio y, cubriéndose la boca, corrió hacia el baño.

—Ve a ver qué le pasa a Brisa,— ordeno don Octavio a Gonzalo, mientras su mirada pasaba inadvertidamente por Daniel.

—Daniel, Brisa trabaja en el Grupo Herrera, ¿no ha habido problemas últimamente?

Angélica miro de reojo a Daniel.

Él, imperturbable, miraba tranquilamente a don Octavio: —No ha habido problemas en el trabajo, pero parece que últimamente ha tenido problemas estomacales, ha estado comiendo bastante ligero en la cafetería.

En ese momento, Brisa regreso pálida al comedor.

—Don Octavio, me va a perdonar usted pero me sentí bastante mal del estómago, no quise despreciar su amabilidad.

Don Octavio, lleno de preocupación, respondía: —Daniel mencionó que últimamente has tenido problemas estomacales, ¿por qué no lo dijiste antes? Mañana te llevaré al médico para que te revisen bien.

Ir al hospital inevitablemente revelaría que Brisa estaba embarazada.

Angélica por lo tanto noto como Brisa palidecia, se le veía el pánico incontenible en sus ojos.

—Don Octavio, no es necesario, solo es debilidad del bazo y el estómago, — dijo Brisa con una sonrisa forzada.

Don Octavio no estuvo de acuerdo: —Si tienes debilidad en el bazo y estómago, necesitas tratamiento, y más aún, ver a un médico. No te preocupes, encontraré a un especialista.

Pero Brisa estaba aún más nerviosa, porque si seguía rechazando, don Octavio definitivamente terminaría sospechando por qué no quería ir al hospital.

—Abuelo, los hospitales están llenos de bacterias y cuanta enfermedad rara se te ocurra, por lo que no son buenos para su salud, yo llevaré a Brisa a hacerse el chequeo.

—Estás muy ocupado con el trabajo, ¿quién sabe cuándo podrás? No te preocupes por esto.

Al parecer ni siquiera Daniel podía disuadir a don Octavio, quien estaba decidido a llevar a Brisa a un chequeo médico.

Angélica se encogió de hombros, —Mi único deseo es quedarme con abuelo.

Daniel le daba las quejas a don Octavio: —Abuelo, tenga compasión de mí, deje que Angélica vuelva conmigo a Villa Horizonte, ella siempre lo escucha y le hace caso a usted.

—Angélica, ve con Daniel,— decía don Octavio. —Tengo a Martín y a Gonzalo aquí conmigo, estaré bien.

Sabía que Angélica y Daniel estaban distanciados, por lo que don Octavio esperaba que se reconciliaran antes de la boda.

Angélica resistía a volverse a Villa Horizonte, pero luego, tras reflexionar, dejo de protestar.

Ella se iba con Daniel.

Martín se recosto en su silla, con una mano en el bolsillo, y mirando de forma distante la figura de Angélica.

Finalmente, al retirar la mirada de ella, saludo a don Octavio y se dispuso a ir a trabajar a su habitación.

Después de que Martín subió las escaleras, don Octavio pregunto a Gonzalo: —¿Notaste algo extraño en el baño?

—La señorita Brisa estuvo agachada varias veces, pero no vomitó nada.

Don Octavio, con una mirada sombría, reflexiono: —Problemas estomacales, ¿y va a ginecología? Eso suena bastante raro.