Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 186

El teléfono sonó, y se escuchó la voz baja y apresurada de Brisa:

—¡Ven ahora mismo a la villa de Daniel, hay una oportunidad!

—¿Lo conseguiste?

—Ven y ya lo verás.

La llamada termina.

Angélica, sin preocuparse si Martín la estuviese engañando, arranco el auto y se dirigió a la villa de Daniel.

Al entrar, Brisa estaba sentada en el sofá del salón, vestida con un vestido de tirantes y un velo delgadito por encima.

Al verla, Angélica comprende por qué estaban de repente en la villa.

Así que, las promesas de Daniel de no fallarle más, eran solo mentiras.

—¿Él dónde está?

En el salón solo estaba Brisa, quien parece sorprendida de que Daniel no estuviese allí.

—Le di somníferos, no despertará por ahora. — Brisa se acerca y le entrego algo: —Este es su reloj, ¿qué hacemos ahora?

Angélica toma el reloj, —Primero necesito hacer una llamada.

Inmediatamente marco un número: —Tengo el objeto, podemos comenzar.

Días atrás, había contactado a un hacker en un foro quien le dijo que no sería difícil hackear un reloj de cierta marca.

No necesitaba su presencia física, solo enviaría un programa que lo desbloquearía.

Tras la llamada, Angélica se dirigio rápidamente al estudio y se sienta frente al ordenador.

Brisa, sin entender, se quedó solo mirando.

Después de varios clics, el programa de hackeo se instaló en el ordenador.

Angélica le pregunto a Brisa: —¿Estás segura de que la dosis de somnífero evitará que Daniel despierte ahora?

Su dormitorio está justo al otro lado del estudio.

Si él despierta, todo estaría perdido.

—Puse dos pastillas a que se disolvieran en la leche. — Brisa tampoco está segura, —Voy a ir al dormitorio, si despierta, hablaré alto y tú escúchame para que te escondas.

—Está bien.

Se separan para llevar a cabo sus tareas.

Angélica conecta su celular al ordenador y ejecuta el programa, apareciendo en la pantalla un cuadro negro con códigos en inglés desplazándose rápidamente.

No sabía cuánto tiempo tomaría, a lo que solo podia esperar pacientemente.

De repente, escucho la voz de Brisa desde el dormitorio opuesto: —tío Daniel...

Angélica se levantó de inmediato y camino sigilosamente hacia la puerta para escuchar atentamente.

En el dormitorio, Brisa estaba sentada al borde de la cama vigilando.