Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 217

No se le permite desvincularse, debe estar disponible en todo momento, no se le permite ocultar nada.

Esas son las condiciones que él le impuso para el reembolso.

—Te he salvado otra vez, incluso resulté herido. La deuda que tienes conmigo es aún mayor; consideremos esto como cinco pagos más, sumando los anteriores, quedan doce.

Martín terminó de hablar y recalculó: —Ni uno menos, son doce veces.

Angélica, sin palabras y resignada, respondió: —Agradezco que me hayas salvado, ¿pero es necesario llevar así la cuenta?

Martín la agarró de la nuca y se acercó más, sus labios casi se rozaron.

Angélica se inclinó hacia atrás, temiendo que él la volviera a besar.

Los labios de Angélica, aún hinchados por su beso anterior, eran una tentación para Martín; no había un centímetro de espacio entre sus cuerpos, lo que lo hacía respirar con dificultad.

Justo cuando estaba a punto de besarla de nuevo, Angélica levantó la mano para cubrirse la boca, sus grandes ojos oscuros lo miraban fijamente.

Martín esbozó una ligera sonrisa.

En un instante, Angélica sintió cosquillas en la cintura.

Bajó su mano instintivamente para agarrarle el brazo.

Antes de que pudiera tocarlo, él besó sus labios de nuevo.

Angélica se enfadó, ¡él se estaba burlando!

—¿Han visto a Martín?

De repente, se escuchó la voz de Diana desde afuera, justo al otro lado de la puerta.

El sirviente respondió: —No he visto al señor Martín.

Diana, confundida, comentó: —Dijo que haría una llamada, ¿cómo es que aún no aparece?

Sacó su celular para llamarle y de paso ver dónde estaba.

Angélica lo empujó con fuerza y, de repente, el celular de Martín sonó.

Estaba en su bolsillo, el sonido era bajo.

Diana, que estaba afuera, oyó el sonido del celular proveniente de la puerta contigua.

Entonces avanzó y giró el picaporte.

La puerta no estaba cerrada, se abrió con un giro.

Diana aún no había logrado ver claramente dentro cuando Martín ya estaba en la puerta, su celular aún sonando.

—¿Qué pasa? —salió directamente y cerró la puerta tras él.

—¿Qué haces ahí metido? —Diana colgó el celular, sorprendida.

Martín asintió con un "Ok": —Era una llamada de trabajo, no quería interrupciones, esta habitación estaba vacía, así que entré.

—He estado buscándote por todos lados, hasta salí al invernadero. —Diana sonrió y luego preguntó: —¿Y la señorita Angélica? Quería conversar con ella.

Martín levantó una ceja, con voz neutra respondió: —¿Preguntándome por ella? Mejor pregúntale a Pelusa.

—¿Pelusa?