Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 221

Angélica llegó al Restaurante Viento Marino, donde Eleazar ya la estaba esperando en la entrada.

—¿Dónde estabas? Llegas tarde. El presidente Marco ya está aquí.

Acababa de bajarse del auto cuando Eleazar, visiblemente molesto, la reprendió.

Apurándola, la apuró a entrar rápidamente al reservado.

Angélica se detuvo y, con tono indiferente, le recordó: —Ya estoy aquí, y usted aún no ha cumplido lo que prometió.

Eleazar frunció el ceño: —¿Acaso soy tu padre para engañarte?

Angélica, con el rostro inexpresivo, sonrió levemente: —Usted no engaña, solo amenaza.

—Está bien, ahora mismo, delante de ti, transferiré cincuenta mil dólares si es lo que quieres. Cuando todo esté hecho, enviaré el resto inmediatamente.

Eleazar llamó a su secretaria y transfirió cincuenta mil dólares a la cuenta del hospital delante de ella.

La noche anterior, se había visto obligada a contactar a Eleazar.

Habían llegado a un acuerdo: si ella accedía a encontrarse con el presidente Marco, Eleazar renovaría la otra mitad de los gastos.

—¿Te sientes más tranquila ahora? —Eleazar guardó su celular y adoptó una actitud paternal—. Solo quiero lo mejor para ti. Casarte con la familia Gutiérrez no tiene inconvenientes, simplemente no comprendes el esfuerzo que está haciendo este padre.

Angélica, fría e imperturbable, no se dejó conmover:

—No soy una niña de pocos años, no necesita tratarme con condescendencia. He hecho lo que me pidió, solo cumpla su promesa.

—

Dentro del reservado, al entrar Angélica vio a un hombre de cabello parcialmente canoso.

De complexión robusta, con una barriga abultada como una pequeña colina, el paso del tiempo había dejado huellas profundas en su rostro y apenas le quedaban algunos cabellos, con la frente reluciendo por la grasa.

Cuando la vio, sus ya turbios ojos se entrecerraron, mostrando un deseo voraz.

Su mirada descarada la recorría constantemente, deseando poder detenerse en ella.

Angélica se sintió incómoda bajo su escrutinio.

—Superior Marco, ella es mi primera hija, Angélica. —Eleazar, con una sonrisa en el rostro, la presentó y le pidió a Angélica que se sentara junto Marco.

—La señorita Angélica es aún más hermosa que en las fotos. Presidente Eleazar, no, señor Eleazar, deje de llamarme presidente Marco, pronto seremos familia, y debido al vínculo con la señorita Angélica, llámeme Marco.

Al oír las palabras del presidente Marco, Angélica sintió ganas de vomitar.

Este, sin mencionar su verdadera edad, parecía mucho mayor que su propio padre.