Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 66

Don Octavio miraba a Angélica lleno de expectativas.

La sonrisa de Angélica, aunque tensa, no dejaba de ser elegante.

—Angélica, tu abuelo ya lo ha dicho, no sigas enojada y quédate a mi lado, ¿puedes?

Daniel aprovechaba la ocasión, haciendo caso omiso a los acuerdos previos que habían establecido.

Ella no esperaba que Daniel actuara de manera tan descarada.

De repente, se sintió molesta.

A pesar de todo, mantenía una sonrisa en su rostro. —Abuelo, solo quiero cambiar de trabajo, no es porque esté enojada. Parece que olvidaste que estudié diseño arquitectónico; quiero volver a mi campo profesional. No te confundas.

—¿Quieres ser diseñadora arquitectónica?— preguntó Don Octavio, y como si se le ocurriera algo, suspiró:

—Está todo destinado, te pareces tanto a ella...

Angélica no entendía. —¿A quién me parezco?

Don Octavio sacudió la cabeza y cambió de tema. —Si quieres dedicarte al diseño arquitectónico, Grupo Herrera también lo ofrece. ¿Por qué buscar afuera?

Pero el puesto vacante en el departamento de diseño arquitectónico de Grupo Herrera había sido asignado a Brisa, incluso don Octavio había instruido personalmente a Daniel para hacerlo.

¿Acaso don Octavio había olvidado?

Angélica intentó recordárselo. —Es cierto, pero usted...

—Abuelo, creo que Angélica es una excelente secretaria. En este aspecto, es muy organizada y nunca ha cometido errores. Con ella, mi trabajo fluye mejor y, una vez casados, seremos los mejores socios y Grupo Herrera prosperará aún más.

Las grandes familias valoran mucho la armonía familiar, especialmente entre esposos.

Si hay discusiones constantes, afecta tanto a los negocios familiares como a la reputación.

Por supuesto, Don Octavio también valoraba esto.

Pensó que Daniel tenía razón y trató de persuadir a Angélica.

Justo cuando iba a hablar, la vio muy seria, con una mirada sincera:

—Ser diseñadora arquitectónica es mi sueño, abuelo. Te suplico que me permitas cumplirlo.

Su expresión era resuelta, su tono sincero.

Por un momento, don Octavio parecía ver en su rostro el de otra persona.

También era resuelta.

—Bueno, abuelo está de acuerdo,— Don Octavio la miró con afecto y benevolencia, asintiendo con la cabeza.