Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 327

Capítulo 327

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Fin de semana, Celia tomó un vuelo matutino y llegó al aeropuerto de la capital. Hizo el check-in en el hotel. Luego, le envió un mensaje a Ana para informarle que se quería en la capital por un par de día y que no la esperara por la noche.

Después de todo eso, entró en la habitación. Insertó la tarjeta para activar la electricidad y las cortinas cerradas se abrieron, iluminando el espacio que antes estaba oscuro.

De nuevo estaba en la capital… Pensó que ya no volvería… En ese momento, recibió un mensaje.

Ben: “¿Ya llegaste a la capital?”

Celia: “Sí”.

Ben: “Descansa un poco. Por la tarde mandaré a alguien a recogerte”.

Celia: “Bien”.

Alzó la vista y su mirada se puso en los rascacielos fuera de la ventana. Ya estaba en la capital… Era buen momento para resolver también ese asunto. Por la tarde, el subordinado de Ben llegó al hotel en auto para recogerla: este era Jacob. Él la esperaba junto al auto y la saludó con una sonrisa.

-Señorita Sánchez, ¡cuánto tiempo!

-Sí-asintió ella, también sonriendo, y luego se subió al auto.

De camino, Jacob, mientras conducía, comentó que en unos días regresarían a la Ciudad de Ficus, y que quizás entonces no tendrían oportunidad de verse.

-¿Ya regresarán? Qué rápido… -Celia se sorprendió.

-Es que ya encontramos a la señorita. El jefe quiere llevarla de vuelta lo antes posible para presentarla a los otros familiares.

Ella guardó silencio, apretando distraída los labios. El auto llegó a una villa privada que estaba muy cerca de Lago Sereno. Jacob le explicó que Ben había alquilado esa villa a un precio muy alto y que Nieve había vivido aquí durante esos días. Al entrar en el patio, una sirvienta los llevó a la habitación de la señora.

Al escuchar los sonidos, Ben se volvió hacia la puerta sosteniendo a Nieve.

-Mamá, mira quién ha llegado.

Ella parpadeó aturdida antes de volverse lentamente. Al ver a Celia, se levantó de la cama y sonrió radiante.

-¡Mi niña!

Antes, cuando Nieve la llamaba “niña”, Celia solo pensaba que ella tenía alucinaciones debido a la pérdida de su hija y el trauma. Pero al saber que ella probablemente era su madre biológica, sintió una punzada en el corazón y sus ojos se llenaron de lágrimas al oír que la llamaba así.

Con la voz temblorosa, le respondió:

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Capitulo 327

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-Madrina…

La señora se abalanzó sobre ella.

-Te extrañé mucho… ¿Quieres abandonarme?

Ella bajó la mirada, esforzándose por no mostrar ninguna anomalía.

-¡Claro que no! ¿Cómo podría abandonarte?

-¿No me mientas? -Dudó Nieve tomándole la mano-. Nunca me abandonarás, ¿cierto?

Ella vaciló un momento antes de asentir.

-¡Ven aquí! ¡Tengo algo bueno para ti!

Nieve la llevó hacia la cama. Se agachó, movió el colchón y dejó ver muchas joyas y accesorios que había escondidos. Jacob se quedó atónito y miró a Ben boquiabierto. Aparentemente, él tampoco estaba enterado. Eran todos regalos de Enzo.

Celia, sorprendida, le preguntó:

-Madrina, ¿por qué…?

-¡Todos son para ti! Si te gusta, jaún tengo muchísimas más!

Dicho esto, le metió todas estas joyas en las manos. Todas eran de calidad superior, brillantes y coloridos. Valían al menos varias propiedades. Entonces, Celia intentó rechazarlas.

–

-Madrina, no puedo aceptarlas.

-¡No te preocupes! ¡Tengo muchas!

Celia miró a Ben, pidiendo ayuda. Él sonrió encogiéndose de los hombros y se acercó para ayudar.

-Mamá, ella no necesita tantas joyas. ¿Qué tal si elijo una para ella?

Celía no lo esperó, mirando cómo él le escogía un broche de diamante azul de Bulgari.

-Este broche es muy bonito. Te quedará muy bien. Considerando que tu profesión, no puedes usar joyas llamativas. Puedes usar este broche en tu ropa, sin problemas bajo la bata médica.

-Pero…

-Es un regalo de mamá -dijo, con expresión seria.

Nieve también la miraba, como si estuviera diciendo que, si ella no lo aceptaba, ella se entristecería. Al final, ella lo aceptó. La señora se puso muy feliz. Se dio la vuelta y tomó la mano de Jacob, pidiéndole que la acompañara a elegir otros regalos. En la habitación solo quedaron Celia y Ben. Salieron juntos y, de repente, Ben recordó algo y le preguntó:

-El otro día dijiste que tenías algo que contarme. ¿De qué se trata?

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