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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 480

—¡Hay policías de tránsito! —gritó el conductor.

—Pasa por encima si es necesario —ordenó Mario.

En el momento en que el auto se acercó al puesto de control, él bajó lentamente la ventanilla. Cuando los agentes se aproximaron, sacó su arma y disparó sorpresivamente. Con un estruendo, un agente, alcanzado por la bala, cayó al suelo. Antes de que los demás oficiales pudieran reaccionar, Mario disparó tres veces más.

El auto, tras forzar el control, escapó por un camino secundario. Todos en el vehículo estaban aterrados, excepto Mario, quien aún permanecía impasible. En su calma incluso había un rastro de locura. Era una locura temeraria, ya no le importaba la vida.

De pronto, un camión apareció en el cruce frente a ellos. El conductor, instintivamente, intentó esquivarlo y chocó contra una señal de tráfico. Un hombre bajó del camión. Su figura era esbelta y alta. Vestía overol y su cara estaba oculta por una gorra y un tapabocas, pero parecía bastante joven.

Mario, furioso, salió del auto y le apuntó con el arma. El hombre alzó las manos. En ese momento, la policía llegó al lugar y rodeó los vehículos accidentados, luego, los apuntó con sus armas. Los guardaespaldas heridos salieron del auto y se agacharon con las manos en la cabeza. Mario agarró bruscamente al hombre y le puso el cañón del arma en el cuello.

—¡Un paso más y lo reviento! —gritó furioso.

Nuno hizo una señal a los demás para que no se movieran. Luego alzó las manos lentamente.

—Mario Quiroga, no sigas empeorando las cosas. ¡Aún estás a tiempo de retractarte!

—Desde que mi madre murió, supe que ya no tendría vuelta atrás. —Mario mostró una sonrisa burlona—. Y, de hecho, nunca pensé en hacerlo.

—¡Pero aún tienes a tu hijo y tu nieto! No has perdido todo como piensas.

—¡Qué ridiculez! Si me rindo, ¡solo me esperará la pena de muerte! De todos modos, moriré. Lo único que lamento ahora es dejar a ciertos "viejos amigos" con vida. Es el único arrepentimiento que tengo ahora… —Sonrió con autodesprecio—. Esta vez Dios no me ayudará… Pero ellos me acompañarán en el camino al infierno. Así no estaré solo.

—No seas imprudente… —Nuno intentó persuadirlo.

Pero, apenas terminó la frase, el hombre secuestrado por Mario apartó bruscamente el arma de su mano y la bala pasó peligrosamente junto a su oído.

Capítulo 480 1

Capítulo 480 2

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