Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 486

Celia contestó la llamada de Nuno. Cuando Nuno le informó que ya tenía pistas sobre Luna, su gesto se iluminó de inmediato.

—¿¡Dónde está ella!?

—Está en un pueblo remoto con Sergio. No corre peligro y, al aparecer, no está bajo ninguna restricción —explicó Nuno y continuó después de una breve pausa—. Dimos con esta pista siguiendo el rastro del hijo de Sira. Mario trasladó al niño al pueblo antes de huir.

Celia se sorprendió. Entonces, ¿Óscar estaba en manos de Mario? ¿Acaso el padre biológico de Óscar era Sergio? La noticia la tomó por sorpresa.

De repente, recordó las palabras que Mario le había dicho. Él le había asegurado que no estaba dispuesto a hacerle daño a Luna. Había utilizado a la pareja Ruiz sin escrúpulos para sus fines, ¿pero trataba bien a su hija…? ¿Sería por miedo a que Luna muriera a su hijo por desesperación?

—Reabriremos el caso de la familia Ruiz —explicó Nuno—. También informaremos a las familias de los niños secuestrados que Mario fue el cerebro del secuestro. Han esperado demasiado ya…

***

Luna estaba en el pueblo de Lamán, un pueblo remoto. Parecía que ella desconocía por completo lo que había sucedido en el país. Estaba desayunando con Óscar, sentada a la mesa. Una empleada doméstica les servía. Sin embargo, la comida no parecía del agrado del niño, quien, aun así, no se atrevía a rechazarla y la masticaba sin entusiasmo.

Al llegar a este lugar desconocido, Óscar había estado muy nervioso y cauteloso al principio. Ahora, aunque ya llevaba varios días allí, seguía siendo callado y observador. Incluso ahora, con comida que no le gustaba, no osaba quejarse.

En un principio, Luna no tenía intención de involucrarse en su situación, pero al verlo también forzado a ese entorno extraño como ella, sintió cierta empatía y permitió que se quedara a su lado. Por suerte, la empleada no entendía español.

—Oye, si no quieres comer, di que ya estás lleno. No se atreverán a obligarte —susurró Luna.

Óscar miró de reojo a la empleada y, al confirmar que realmente no entendía, dijo en inglés:

—Estoy lleno.

La empleada lo miró sorprendida y también respondió en inglés:

—Pero si acabas de empezar…

—Es solo un niño y tiene el estómago pequeño. ¿Es algo muy raro? —Intervino Luna en su defensa.

—No, señorita. —Cedió la empleada y luego se retiró.

Óscar dejó los cubiertos y le preguntó a Luna de repente:

—¿Podré volver a mi país en el futuro…?

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