De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 324

Dicho esto, Florencia salió corriendo.

Tobías no fue tras ella. Se giró, enderezó la silla de Belén y la obligó a mirarlo de frente.

La observó y le preguntó con un tono serio y severo:

—¿Por qué me estabas evitando hace un momento?

Belén contempló su atractivo rostro. En lugar de responder a su pregunta, dijo:

—Lo que dijiste va a herir a la señorita Florencia.

—Tengo una mujer que me gusta, así que es mi deber rechazarla —replicó Tobías.

Belén hizo una pausa antes de bajar la vista.

—Tobías, soy una mujer casada. No sé qué es lo que tú…

Tobías no quiso escuchar más. Le tapó la boca con una uva.

—No digas nada.

Belén comió la uva, sintiendo una enorme confusión en su interior.

Poco después, alguien vino a anunciar que la cena estaba servida e invitó a los presentes a tomar asiento en el gran salón.

Orlando había asignado mesas específicas; las personas con mayor estatus y poder tendrían sus propios lugares.

Así fue como Fabián y Tobías terminaron sentados en la misma mesa.

En la mesa, con capacidad para diez personas, estaban sentados Fabián, Tobías, Edgar, Frida, Lucas, Guillermo, Esteban y Mateo.

Quedaba un asiento libre, que Orlando decidió no ocupar.

El banquete era suntuoso, con una gran variedad de platillos.

Nueve personas en una mesa, divididas en dos bandos opuestos.

Nadie hablaba. Todos comían en silencio.

Frida estaba sentada entre Fabián y Guillermo. Ambos le servían comida, por lo que ella apenas tenía que mover un dedo.

De vez en cuando, si veía un plato que le gustaba, Edgar también le servía un poco a Frida.

Los hombres del otro lado de la mesa la atendían con una dedicación impecable.

De este lado, Belén estaba sentada entre Tobías y Mateo, y sus dos acompañantes tampoco se quedaban de brazos cruzados.

Tobías le peló un camarón, lo puso en su plato y le dijo:

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