#NOTA:
Querid@s lector@s, como siempre quiero agradecerles por animarse a leer mis libros. En esta ocasión a mi mente ha venido una historia, romántica, llena de drama, que espero sea de su agrado. Espero, puedan disfrutarla, tanto como yo escribirla. Tengo muchas expectativas con esta historia, y espero, si se animan a leerla, me tengan paciencia, pues es la primera vez, que me arriesgo a escribir algo narrado en tercera persona. Desde “Ni contigo, ni sin ti”, me he esforzado para que mi escritura mejore. No está de más, aclararles que lo que aquí está escrito es producto de mi imaginación, es por eso que algunas cosas no van a concordar con la realidad. Nuevamente gracias, y un fuerte abrazo.
***
De rodillas, frente a su novia, Vanesa, está el gran Ares Walton, futuro heredero del emporio de autos Walton’s car.
Emocionado, nervioso y feliz, de poder pedirle al amor de su vida, que se case con él.
Ares, a pesar de ser, altivo y prepotente, haría lo que fuera por esa mujer, que desde hace casi un año le había robado el corazón; pues desde el día en que, accidentalmente ella se arrojó a su auto, él quedó flechado por esa hermosa rubia, de piernas largas, ojos verdes, y cadera protuberante.
En poco tiempo, había perdido la cabeza por quien hoy deseaba que fuera su esposa, no solo para heredar la empresa que le había sido prometida desde nacimiento, y cuya única condición era que estuviera casado, sino porque estaba loco por esa chica.
Y aunque ella no fuera de su misma clase social, eso poco o nada le importaba, pues Ares Walton, es el tipo de hombre que solo se enamora una vez, y Vanessa, era el amor de su vida, de eso, él estaba completamente seguro.
A sus 27 años se sentía pleno, pues todo marchaba a pedir de boca, era joven, guapo, sexi, multimillonario, y tenía a la chica de sus sueños, de no ser por qué su madre la despreciaba por ser pobre y no tener un apellido de abolengo, todo sería perfecto.
—Vanesa, sé que querías que esperáramos un poco más, pero ya no puedo. ¡Estoy loco por ti!, y lo único que deseo es unir mi vida a la tuya. Por favor, no me hagas sufrir y acepta casarte conmigo.
Saca del bolsillo de su chaqueta una pequeña caja que abre para mostrar un hermoso anillo de diamantes que deslumbra a Vanesa, quien jamás pensó poder ver, algún día de cerca, una joya tan costosa.
Con esto confirmaba lo enamorado que estaba ese hombre poderoso, de presencia imponente, carácter prepotente, y personalidad misteriosa.
Aquel hombre, que sin importar lo complicado, altivo o temible que fuera, estaba de rodillas frente a ella, una simple cantante de bar, que jamás imaginó tener la suerte de que un hombre como él, cayera rendido a sus pies.
De seguro era la mujer más afortunada del mundo, pues ella también se había enamorado de él, aunque eran amores muy diferentes.
A su propuesta le habría dicho que si de inmediato, de no ser por qué ella, ya estaba casada. Un secreto que debía mantener bien oculto, hasta lograr divorciarse del ampón que tenía por esposo.
—¡Amor, no lo puedo creer! —Dice emocionada, intentando mantener la ilusión en aquel hombre, que había derrumbado todos sus muros, y abierto su corazón solo para ella. —Sería la mujer más feliz del mundo, si fuera tu esposa.
Ares sonríe ampliamente al oírla decir eso, pero Vanesa, aún no había terminado de hablar, y en su mente calculadora, estaba pensando en la excusa perfecta, para rechazarlo, eso sí, sin despreciar la valiosa joya, que tenía frente a ella, pues si bien Vanesa amaba a Ares, había algo que amaba aún más, y era el dinero y los lujos que siempre soñó tener desde niña.
Encontrar el dinero y el amor en una sola persona, era algo que solo pasaba en las películas, y ella lo había conseguido.
No permitiría que todo se fuera a la borda por aquel hombre, que siendo joven la engatusó, haciéndole creer que viviría en un cuento de hadas, y no ha sido así.
7 años de matrimonio, a sus 25 años, le han demostrado a Vanessa, que de amor no se come, no se pagan las cuentas, y no se es feliz.
—Estoy tan emocionada. Yo…
Premeditadamente, se queda callada, intentando demostrar dificultad al hablar.
Empieza a llorar desconsolada, lo que preocupa a Ares, que de inmediato se levanta al no soportar ver derramar una sola lágrima a la mujer que el tanto idólatra, pues para Ares, Vanesa, es la mujer más sincera, empática, tierna, hermosa, y de buen corazón, que puede existir en este mundo.
—Cariño, ¡hey!, no llores, por favor, me haces sentir mal. —La abraza, y ella se aparta, mirándolo con vergüenza.
—Lo siento, hoy debería ser un día feliz, pero, en cambio, me he puesto a llorar como una tonta. —Calla por un momento, mientras el chico más guapo y rico del país, seguía consolándola. —Si tan solo… —Hace una pausa, para llamar el interés de Ares, pues Vanesa es manipuladora en extremo, y sabe qué hacer y que decir en su justo momento.
—¿Si tan solo qué, amor?
—Si tan solo tu madre me aceptara, te juro que en este momento tendría ese anillo en mi dedo, y contaría los días para darte el sí, en el altar. —Sin embargo, lo que creía Vanesa, sería la excusa perfecta, para Ares no lo era, y menos siendo un hombre que no está acostumbrado a perder en nada. Se aparta de ella con una mirada fría, muy habitual en él, que lo representa, aunque con Vanesa, casi siempre se mostrara tranquilo, y amoroso.
—Me estás diciendo, ¿qué me rechazas por mi madre? —Ella con cabeza gacha, nada más asiente. —¿Por qué te preocupa gustarle a mi madre, cuando al único que le tienes que gustar es a mí?
—Yo no quisiera causarte problemas con tu familia. Sé que ella es muy importante para ti, y quisiera poder casarme con el hombre que amo, sin sentirme atacada por su madre. —Finalmente, expone ella, con las lágrimas, rodando nuevamente por sus mejillas, pues ella sabía, que sus lágrimas, eran la debilidad de Ares.
—Está bien, entiendo cómo te sientes, pero por favor ya no llores. No quiero que ese hermoso rostro, se hinche por cosas que tienen solución. Mañana mismo hablaré con mi madre, con respecto a esta decisión, y te juro que todo mejorará para ti.
Vanesa de inmediato, seca sus lágrimas y cambia de expresión, arrebatándole, prácticamente de las manos, la caja con el anillo que él aún sostenía.
—¡Está precioso! Sé que aún no te he dicho que si, ¿pero puedo quedármelo, mientras solucionas todo con tu madre?
—¡Claro que si cariño!, es tuyo.
Sin dudarlo, pone el anillo en su dedo, devolviéndole la caja a Ares, como si esta ya no tuviera ninguna función.
Mirando sin parar el gran diamante que tiene en su dedo, preguntándose una única cosa en ese momento.
«¿Cuántos millones costará este anillo?»
***
Muy emocionada por volver a ver a su familia, después de dos largos años, de noviciado, se prepara la joven Aurora, para regresar a su casa, ya con 20 años cumplidos, con la esperanza de ver a su padre, y a su hermanastra, Adriana, a quien quiere mucho.
Pero no a su madrastra que fue quien se encargó de recluirla en ese convento por dos años como novicia, solo para alejarla del chico que le gustaba.
Simón, un estudiante de ingeniería de sistemas, quien era despreciado, por haber metido en mucho problemas a Aurora, y ser pobre, pues ante todo ella es una Hermswort.
Y aunque ahora estaban arruinados debido a la mala administración de su padre, Isaías Hermswort, y al derroche de dinero de su madrastra.
Eloise, seguían rechazando a aquellos que no consideraban dignos, pues a pesar de estar llenos de deudas hasta la médula, ellos pertenecían a una de las familias más prestigiosas y con más renombre del país, y mientras nadie de la alta sociedad supiera de su bancarrota, su apellido era suficiente para sostenerlos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: DE MONJA A ESPOSA