Daniel y Adriana, que llegan juntos a Walton's car, son observados por varios de los empleados, que los miran con intriga.
—Parece que les sorprende vernos llegar juntos. —Le dice Daniel a Adriana, a quién no parece importarle.
—Quizás deberíamos darles más de que hablar.—Le dice sonriente, y lo toma de la mano. Daniel instintivamente aparta su mano, muy sonrojado, pero Adriana la toma nuevamente, está vez sosteniéndola un poco más fuerte.
—¿Qué crees que haces?
—¡Vaya! Qué rojo te has puesto. —Se burla la joven del tímido chico, que cada vez se siente más en confianza con ella.
Cuando las puertas del ascensor se cierran, tardan unos minutos para darse cuenta de que aún siguen tomados de las manos, e inmediatamente se sueltan, muy avergonzados esperan a que las puertas del ascensor se abran sin decir una palabra.
Apenas se abren las puertas, se encuentran de frente con Ares que esperaba la llegada del ascensor.
—¡Ja! Parece que aparte de mí, en esta empresa nadie trabaja.
—Daniel nos vemos luego. —Se despide Adriana, y se va ignorando a Ares, lo que aumenta su molestia.
—Ahora, ¿incluso te sientes con el derecho de ignorarme? Te recuerdo que soy tu jefe.
Adriana, que toma una bocanada de aire, se gira hacia Ares con una leve sonrisa.
—Lo sé, señor, y puede prescindir de mis servicios cuando guste. Además, no entiendo por qué le molesta tanto que lo ignore, si lo ignora mi hermana, que es su esposa, no veo el problema de que yo lo haga.
Daniel no puede evitar reírse ante el comentario un poco infantil de Adriana, pero al ver la cara de Ares, se nota que dio justo en el clavo.
Adriana se marcha, dejando a Ares con la palabra en la boca, centrándose en la pequeña risa de Daniel.
—¿Crees que es gracioso?
—¡Si, lo es! —Comenta el chico y se va, dejando a Ares echo una furia al sentir que Aurora lo estaba exponiendo a la burla. Pensando que ni siquiera sabía por qué dejó que se marchara tan fácilmente, pues se suponía que quería vengarse, entonces, ¿por qué no lo hacía? Realmente le purgaba pensar que era tan débil de carácter.
...
Esa noche, Ares llegó a casa extremadamente estresado, y de mal humor. Un humor que aumento al ver a su madre que había llegado de viaje, sentada en la sala, al parecer esperándolo.
—¡Veo que regresaste!
—Así es... Regresé, pero no esperé encontrarme con tantos traspiés
—¿A qué te refieres?
—A que Aurora no está, y el canalla de Oliver tampoco porque intentó abusar de ella.
—¡Wao!, parece que estás muy informada.
—Es mi casa. Es lógico que lo esté. También me han contado que la zorra de Vanesa, actúa como si fuera la dueña.
—Madre…
—¡Ah!… Perdón... Se me olvidaba, que no puedo decirle zorra. —Se burla Jazmine, acercándose a su hijo, para tocar su mejilla con su mano. —Me alegra saber que estás bien.
—¿Por qué no habría de estarlo?, Tengo a mi lado a la mujer que amo, y pronto heredaré Walton’s car.
—La mitad, hijo… la mitad…
—Aun así, seré el mayor accionista…
—¿Seguro? ¿Y si tu esposa decide reclamar? Después de todo, el 50% de tu fortuna le pertenece a ella.
—No lo creo. Aurora tiene aún una deuda pendiente conmigo, y dentro de todo lo malo, no la creo tan ambiciosa.
—¿Pues quién sabe?, si empujó a Vanesa por las escaleras y mató a tu hijo como tú afirmas, para ser ella quien se casara contigo, puede ser capaz de cualquier cosa...
—¿Es mi imaginación, o suenas algo sarcástica madre?
—Solo digo, que no deberías subestimar a nadie. Por cierto... —Toma asiento Jazmine. —¿Qué planeas hacer con Oliver?
—Ya lo desterré...
—No piensas denunciarlo?, después de todo quiso abusar de tu esposa. —Ares al escuchar las palabras de su madre y recordar el incidente se llena de ira, pero intenta disimular.
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