Daniel que mira a Ares deduciendo que él también sabe algo. Le pregunta:
—¿A qué te refieres?
—Mamá es una persona extraña. Con nosotros siempre ha sido muy fría y estricta, a pesar de que nos ama, pero con Aurora, desde que regresó, se muestra muy amable y feliz. De pequeño no recuerdo que fuera así con ella.
—¡Es cierto! Es por la primera persona que veo que se interesa tanto. No es algo común. Es como si… —Asiente Ares como si supiera lo que piensa su hermanastro.
—Como si necesitara a Aurora o algo de ella.
—¿Pero por qué actuar así? Es Jazmine Walton, ella cuando quiere algo simplemente lo toma. —Dice Daniel haciendo caer en cuenta a Ares de algo muy importante.
—¡Exacto! ¡Eso significa que no lo puede tomar! ¡Aurora se lo tiene que dar!
—¿Ares que insinúas?… No sé, quizás estamos imaginando cosas.
—¡Claro que no! Y ahora que se dé la relación que existe entre Eloise y ella, más me convenzo de ello.
—Es qué…
—¿Qué? ¿No te parece extraño que primero quisiera casarme con Adriana, y luego aceptara que me casara con Aurora? A quien trata con tanto cariño y aprecio, cediéndole incluso sus acciones. ¿Mamá? Que cuida la fortuna Walton como si fuera lo más importante de la vida… ¿Qué Insista en que Aurora me enamore? ¿Que demuestre odiar a Eloise, pero le da dinero? Todo esto estoy seguro de que es porque esconde algo muy grande. Y no sé tú, pero yo planeo descubrirlo…
Daniel, que relaciona todo lo que le dice Ares con las peticiones de su madre, de ayudar a Aurora, y buscar la manera de acercarse para llamar la atención de Ares sin contarle toda la verdad, incitándola siempre a interesarse en él, como forma de venganza, ahora que lo pensaba era algo extraño.
—¿Y bien? ¿Qué planeas hacer?
—Primero, me gustaría que me mostraras el testamento de tu padre.
—¡Claro! Ya sabía yo que aún no confías en mí. No hay problema, esta misma noche te lo haré llegar.
—¡Prefiero que no! No aquí. Mañana llévalo a la empresa.
—¡De acuerdo! Y luego…
—Luego de estar seguro de que puedo confiar en ti. Revisaré el testamento con lupa, quizás encuentre algo que nos pueda de alguna manera mostrar el camino…
—¿Y qué esperas encontrar?
—No sé… solo déjame revisarlo…
—Está bien. Entonces hoy lo buscaré, y mañana lo revisaremos con calma.
—¡No! Yo lo revisaré, tú debes viajar a París. ¿Lo recuerdas?
—¡Mierda! Lo había olvidado. Pero eso será el domingo…
—Sí, pero recuerda que debes preparar el catálogo de los autos, y las presentaciones que se mostrarán junto a los modelos que estarán como muestra en el festival.
—Supongo que no podemos dejar de lado nuestras obligaciones
—¡Exacto!
—Señor Ares, Daniel. Su madre ha despertado, y pide verlos. —Les dice Josué a los hombres que parecen estar unidos nuevamente.
—Mamá, ¿cómo te sientes? —Pregunta Ares y Daniel permanece callado después de lo que pasó.
—¡Muy bien! Solo fue un desmayo. Algo así jamás me afectará. —Simula fortaleza la mujer.
—¡Qué bueno! Me alegra.
—A mí también. —Dice Daniel.
—¿Me gustaría saber cómo va la empresa?
—Bien. Daniel viajará a París al Car Festival y yo iré a la gala de Roar Trip’s, pronto será el lanzamiento de nuestros nuevos modelos y necesitamos ver que tal va la competencia y como está el mercado internacional.
—¡Ya veo! Parece que mis hijos están resolviendo todo muy bien… ¿Y tu esposa, Ares?
—¡Supongo que bien, mamá!
—Hay algo que quiero pedirles. Es obvio que ya soy mayor. Parece que después de cierta edad todo pasa factura, es por eso que me gustaría saber que mis hijos estarán bien cuando yo falte.
—¿De qué hablas mamá? ¡No seas tan extremista!
—¿Lo soy? Tal vez… pero es mi deseo. No lo sé… nunca se sabe. Solo quiero la felicidad de mis hijos. Deseo que tú Daniel, encuentres a quién amar. Alguien de buena familia, con una buena dote. Digna de uno de mis hijos.
—¿Alguien como Aurora? —Comenta adrede Daniel, para ver la respuesta de su madre.
—¡No! ¡Por supuesto que no! Me refiero a otro tipo de mujer.
—¿Pensé que adorabas a Aurora, mamá?—Le pregunta Ares.
—Eso no le quita que sea una mujer débil de carácter. Es por eso que quiero que hagas que firme un documento en blanco.
—¿¡Qué!? ¿Por qué? —Ares mira a su madre con sorpresa.
—Por tu bienestar. Cuando se separen, ella deberá devolverte todo lo que adquirió con este matrimonio.
—Mamá... De verdad que no te entiendo. ¿Por qué hiciste ese acuerdo prenupcial dónde ella se quedaba con la mitad de todo y le cediste tus acciones si ahora quieres dejarla sin nada?
—Ares, deja de ser tan desconfiado y simplemente has lo que te pido.
—¿Y si Aurora no quiere?
—Usa tus encantos...
—¡Jajajajaja! —Ares a modo de burla. —Ahora entiendo, ¿por eso tanto interés en que la chica se interese en mí, con la excusa de que enamorarme sería una venganza?
—Es obvio. No puedes tener una esposa que no puedes manejar.
—Entonces no es tan débil de carácter. Y te recuerdo que tú fuiste quién la convirtió en algo que no puedo manejar, madre.
—Era necesario. No podía permitir que se supiera de cómo tú y Vanesa la maltrataban. Eso habría sido perjudicial.
Ares, que entiende menos a su madre, se pregunta: ¿por qué si siempre alegaba que defendería a Aurora, sabía todo lo que él y Vanesa le hacían, conociendo la verdad, y, aun así, jamás la defendió? ¿Acaso eso era lo que quería? ¿Que fuera maltratada?
Quiere preguntarle, pero su teléfono suena.
—¡Aló...!
—Señor, que pena que lo moleste. —Le dice Lina. —Pero es que no lo encuentro en la empresa y el señor Esteban Brown lleva bastante rato esperándolo.
—¡Ay Lina! Me había olvidado por completo de Esteban. Ya voy para allá. Atiéndelo como se debe.
—¡Si señor!
Cuelga y se dirige a Daniel y a Jazmine.
—Debo irme. Hay un cliente importante que debo atender.
—¡No se te olvide mi pedido! —Le dice Jazmine a su hijo que la escucha, pero no le confirma nada.
Daniel, que se queda allí, se despide también.
—Hijo... —Intenta hablarle Jazmine
—Yo también tengo que irme mamá. Espero te mejores. —Se gira y ve a Josué. —Por favor cuídala. —Sale y se despide de forma muy formal y Jazmine sabe que es por lo que dijo antes de desmayarse.
—¡Josué!
—¿Sí, señora?
—Necesito tener un plan B, así que quiero que vayas con Eva, para que le entregue un mensaje a nuestro huésped.
—Si señora...
—Después de todo, si la muy tonta no firma voluntariamente, ya no tendré más contemplaciones. No puede morir, tampoco cede, y la verdad pensé que todo sería más fácil. No me queda más remedio, la obligaré y destruiré su vida de tal manera que no tendrá ánimos de pelear por nada. —Piensa en voz alta Jazmine revelando sus pensamientos a su empleado, por qué es hora de poner a prueba su lealtad.
Josué, que escucha a su jefa, sabe que habla de Aurora, y según la orden que acaba de darle, empieza a entender por qué ha escondido a Oliver todo este tiempo.
***
Isaías, que despierta de una larga siesta, observa a sus hijas frente a él, y recuerda cada una de las palabras de Jazmine que laceran su corazón.
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