La muerte de Elena, tan inesperada y repentina, supuso un quiebre emocional en la vida de Isaías, qué no sabía qué hacer, viudo con una niña de 6 años a su cargo... Se sentía incapaz de seguir adelante, y después de tan solo 6 meses de la muerte de su esposa, como por arte de magia, llegó una persona que hace mucho no veía. Eloise, quien hace mucho estaba separada, y era madre de una niña de 11 años, de nombre Adriana. El apoyo emocional qué Eloise brindó a Isaías en ese momento difícil, fue crucial para que él decidiera casarse rápidamente con ella, pensando que lo más importante era que Aurora tuviera una madre. De ese casamiento, se enteró Jazmine, quien se acercó a Isaías un par de veces, fingiendo amistad, centrando su atención en la nueva esposa de Isaías, viendo de primera mano, la mala voluntad qué tenía Eloise hacia Aurora, lo que le daba gusto, pues después de asesinar a Elena, y saber que el posible parentesco entre Aurora y su marido moría con ella, su única intención era recuperar su matrimonio, seguir con su vida y que nadie se enterara de la desafortunada verdad, hasta que varios años después Octavio lo hizo y no tuvo más remedio que encargarse también de él.
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Luego de la muerte de su esposo, Jazmine no pudo soportar el hecho de que Aurora fuera tan hermosa como su madre y tuviera algunas facciones parecidas a Octavio. La chica estaba creciendo, y a medida que lo hacía, no soportaba verla, pues le recordaba a Elena. Entabló una relación comercial con Eloise, donde le aseguraba buenas sumas de dinero, qué no le caerían nada mal, debido a los problemas económicos por los que estaban pasando, según ella misma le refería, con la única condición de que hiciera la vida de la pequeña Aurora, miserable. Simplemente, por el hecho de parecerse a su madre.
Sin embargo, Jazmine Walton se ocupó tanto de cubrir sus fechorías y moverse en todos los ámbitos a punta de dinero que se olvidó de producirlo, siendo contactada por el contador de la familia, quien la informó del mal estado de las empresas sin tener a nadie que estuviera físicamente a cargo de ellas, y de las cuentas bancarias, de las cuales últimamente salía mucho dinero, pero no entraba. Tuvo que tomar la decisión de hacer despidos masivos, en las sedes de Walton's Car, y fue juzgada y atacada. Sin saber qué hacer, se dejó asesorar por los miembros de la junta, quienes le aconsejaron ponerse al frente de la empresa, y conseguir un socio que invirtiera una fuerte suma de dinero. Durante meses buscó un candidato con la ayuda de su nuevo asistente personal, un chico joven, recién graduado, justo lo que necesitaba, alguien sin experiencia, qué ella pudiera amoldar a su gusto, de nombre Josué, insistente y perseverante a la hora de pedirle el trabajo, sin contar que la idolatraba, lo que realmente le encantaba.
El candidato elegido después de días de búsqueda, fue Francisco Riveira, un hombre viudo con una fortuna lo suficientemente importante para servir de inversión a su empresa, padre de un adolescente de 15 años, de nombre Daniel. Quiso convencerlo de que fuera su socio, así que entabló una amistad que terminó convirtiéndose en algo más, y Jazmine sin dudarlo lo usó a su favor. Enamoró a Francisco, un hombre en busca de cariño que ella simulaba darle muy bien, y además a quien se ganó fácilmente, por mostrar excelentes dotes de madre con Daniel. Se casaron y formaron una sociedad, en la que ciegamente Francisco creyó, sin imaginarse qué su esposa, solo usó su dinero para rescatar la empresa de su antiguo esposo. Sin tener idea, ella tampoco, qué al final estaba rescatando una empresa que en unos años les pertenecería a Aurora Hermswort, pues siempre estuvo segura de que sacó a Octavio de su vida, antes de que él pudiera hacer algo en su contra, empezando por cambiar el testamento.
Después de un par de años de casados, Francisco una noche descubrió a su esposa, siéndole infiel, lo que realmente afectó su ego. Quiso de inmediato divorciarse, y exigió disolver no solo la sociedad conyugal, sino la empresarial qué habían formado, obteniendo una negativa de Jazmine, qué no prescindiría de ese dinero, ahora que Walton's Car estaba volviendo a ser lo que era.
Francisco buscó asesoría legal, viéndose afectado por una sociedad qué en nada lo beneficiaba a él, pero que por estúpido había aceptado, al firmar documentos que acreditaban a Jazmine como apoderada de él y su hijo, por lo menos durante un año más, lo que de no cumplirse o revocarse, sería altamente sancionado.
Una noche, le exigió a su esposa que le diera a Daniel su hijo lo que le pertenecía, por derecho, una conversación que escuchó Ares, asumiendo qué ese hombre pretendía quitarle todo, sin tener la más mínima idea de que la empresa que tanto le dijo su madre que debía heredar, existía gracias a la fortuna Rivadeira. Lo que hizo que Ares se ensañara con Daniel, con quien se la llevaba muy bien, y a quien en más de una ocasión defendió, por ser un chico tímido y callado. Se sintió usado, y alejo a la única persona que realmente apreciaba.
Esa misma noche, Francisco descubrió a Jazmine, hablar por teléfono, pidiéndole ideas a alguien para despojarlo por completo de su fortuna, y si no, pues deshacerse de él... Escuchar dichas palabras, realmente afectaron sus nervios, pues él era un hombre pacífico y tranquilo, algo tímido, y que no le haría daño a una mosca.
Toda la noche, pasó en vela, escribiendo un testamento, qué hizo valedero con la ayuda del abogado Peñaloza, para que le ayudara a recuperar su fortuna, para cuando su hijo cumpliera la mayoría de edad. Buscó la manera de traer a Daniel de un campamento de verano, para irse de allí... Planeaba abandonar a Jazmine, pero esta se dio cuenta, cuando la llamaron del campamento, preguntando la razón del porqué el señor Francisco solícito la salida de Daniel, lo que ella desmintió, afirmando qué había sido una equivocación. Sabía que su esposo sospechaba algo, así que ordenó a sus hombres que lo localizaran. Lo encontraron muy cerca al campamento de Daniel, con maletas en su auto.
Jazmine ordenó qué lo llevarán de regreso a casa...
—Así que pensabas abandonarme... —Dice Jazmine de espaldas, tomando una copa de vino, bastante enojada por las acciones de su esposo.
—¿Se puede saber por qué me has mandado a traer como si fuera un delincuente? —Le exige el hombre que no entiende la actitud de Jazmine, si él ya le había dicho que quería separarse.
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