DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 56

Presente

* * *

Jazmine que cierra fuertemente la caja, enojada de todo lo vivido, toma un encendedor y por un momento decide quemar todo lo que hay en la cajita de madera, pero se arrepiente casi al instante.

—¡Me estoy comportando como una adolescente estúpida! —Piensa al pensar en lo tonto que es, quemar cosas dentro de una casa con sensor de incendios. De pronto, un leve mareo la ataca, alucinando por un par de segundos con Elena qué está frente a ella...

—No... —Dice y sacude fuertemente la cabeza, al mismo tiempo que cierra los ojos. Cuando los vuelve a abrir, busca por toda la habitación, intentando confirmar que no hay nadie y que todo es producto de su imaginación, pero una voz que dice su nombre, la hace tragar en seco... —¿Quién es? —Pregunta intrigada, porque cree escuchar la voz de Octavio.

—Soy Josué, señora, su asistente. —Abre la puerta el hombre que se asoma para verla, y respira de alivio al ver que es él.

—¿Qué quieres Josué?, te dije que no quería que nadie me molestara.

—Lo sé, señora, pero es que Vanesa está aquí, y pide verla de forma urgente. Asegura que cumplió su misión.

—Entonces supongo que viene por su dinero. —Sonríe Jazmine qué baja seguida de Josué, qué la mira de forma sospechosa. Pues su expresión cuando él la fue a buscar era de susto.

—Sí. —Afirma Josué qué se queda atrás, para aprovechar y hacer una llamada, mientras Jazmine baja al encuentro con Vanesa.

—Doctor, ¿cómo está?

—¿Qué pasa Josué?

—Necesito que hablemos... —Le dice el hombre a la persona al otro lado del teléfono, desesperado por tomar una decisión definitiva.

...

—Me dijo Josué qué me tienes buenas noticias. —Afirma Jazmine qué ve a Vanesa, qué tiene un aspecto bastante sucio y desaliñado.

La chica de mala gana le entrega el papel firmado por Aurora.

—Y no sabe todo lo que tuve que hacer para conseguir esa m*****a firma. Por muy poco los hombres de Ares, estuvieron a punto de atraparme.

—¡Ja! ¿Y te atreviste a venir a mi casa, apenas pudiste escapar? ¡Definitivamente eres una estúpida! ¡Lárgate de inmediato! No puedo arriesgarme a que alguien te siga y se den cuenta de que estás aquí en mi casa.

—No me iré de aquí hasta que no me pagues...

—Claro... ¡Josué! —Llama a su asistente qué llega de inmediato.

—Si señora...

—Trae mi chequera, hay una deuda que debo pagar...

Afirma la mujer que sonríe con malicia, mientras Josué, siempre atento y servicial, obedece sus órdenes.

Después de recibir la chequera qué le trae Josué, firma un cheque al portador por medio millón de dólares, que entrega a Vanesa, quien sale feliz de allí.

—Josué...

—Si señora...

—Llama a Samaniego, dile que reúna a algunos de sus hombres para que persigan a Vanesa, recuperen mi dinero y acaben con ella…

—¿¡Qué!? —Reacciona bastante sorprendido el hombre que es la primera vez que se vería directamente implicado en uno de los delitos de Jazmine, con pleno conocimiento de lo que ocurriría.

—¿Qué? ¿Por qué pareces tan sorprendido? No es como si tú mismo fueras a matarla. ¿O es que te vas a hacer el que no sabe el porqué tengo trabajando para mí a personas como Samaniego?

—No, no señora... Sí lo sé… O por lo menos lo sospecho.

—¿Entonces?

—Es que usted antes, jamás me daba información tan detallada de lo que va a hacer.

—Eso quiere decir que después de tanto tiempo trabajando para mí, confío plenamente en ti, así que, no me decepciones. —Dice la mujer que está empezando a probar el grado de lealtad de Josué y este se da cuenta.

—No señora. No se preocupe, qué no pienso decepcionarla. —Afirma el hombre que obedece sus órdenes en su presencia, sin poderlo evitar.

...

Vanesa qué sale de la mansión Walton, convencida de que por fin podrá irse lejos a comenzar una nueva vida, donde quiere olvidarse de todos y de todo. Después de reclamar el cheque en efectivo, y salir del banco, se da cuenta de que está siendo perseguida por varios hombres. Intenta mezclarse entre la gente, si soltar el maletín con dinero que llevaba, porque sospecha que son los hombres de Ares o de Joseph. Sin embargo, luego de alejarse, de las multitudes, empieza a preocuparse, al darse cuenta de que ni parecen querer raptarla, sino matarla, ya que uno muy ágil, venía de frente hacia ella, y discreta y velozmente la apuñaló en el abdomen, dejando a la mujer muy malherida, y sin un solo centavo, pues también arrebató de sus manos el maletín con todo el dinero. Por suerte Joseph, qué llevaba días intentando localizarla, la estaba siguiendo desde la casa de Ares y Aurora, donde había llegado por pura intuición, deduciendo qué debía buscarla en los lugares que Aurora frecuentarla, pues de seguro la buscaría para vengarse. Algo en lo que no estaba para nada errado.

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