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Decisiones del Corazón: Niños Sí, Esposo No romance Capítulo 8

Yanina seguía siendo, para él, la mujer sensata, madura y racional que siempre había conocido. Por eso, Marvin pensó que si analizaba con ella la situación de su matrimonio de manera lógica, terminaría convenciéndola de abandonar la idea del divorcio.

Su unión no era por amor, sino resultado de un acuerdo entre familias. Así que, si iban a separarse, no podían pensar únicamente en ellos mismos, sino en ambas familias.

Sin embargo, para Yanina, el mensaje de Marvin era otro: le recordaba que entre ellos no existía amor, así que no valía la pena hacer drama; él no pensaba consolarla.

—Entonces, Marvin, ¿tu único problema con el acuerdo de divorcio es que dice “por diferencias irreconciliables”? —replicó Yanina, frunciendo el ceño.

¿Tan delicado podía ser Marvin?

¿De verdad importaba cómo estuviera redactado el acuerdo?

¿Acaso el objetivo no era divorciarse?

¿A fin de cuentas, qué importaba si ponían “diferencias irreconciliables” o “fin de la sociedad de intereses”? Lo importante era terminar, ¿no?

No estaban cometiendo un crimen, no había que buscarle razones tan profundas al asunto.

...

Marvin la miraba, con una intensidad difícil de descifrar, pero sin decir palabra.

No era el acuerdo lo que le molestaba. Era el hecho de que Yanina, por puro capricho, propusiera el divorcio lo que lo tenía incómodo.

La palabra “capricho” no encajaba con ella.

...

—A ver, Marvin, además dijiste que entre nosotros no hay sentimientos. Entonces, ¿por qué nunca te cansas de acostarte conmigo una y otra vez? —Yanina preguntó sin titubear, con una sinceridad que casi dolía.

Si ella le permitía estar con ella, era porque lo amaba.

¿Y él?

¿De verdad podía decir que después de tantas veces, no sentía nada por ella?

¿O era acaso el típico mujeriego del que todos hablan?

Recordaba perfectamente que, en esos momentos juntos, él siempre era intenso, entregado, se veía completamente perdido en ella.

...

El color en el rostro de Marvin cambió al instante.

Estaba avergonzado.

Y al mismo tiempo, sorprendido de lo poca vergüenza que tenía Yanina para decir esas cosas sin filtro alguno.

Adrián, desde que el carro arrancó, había subido la división silenciosamente, pero aun así, no pudo evitar escuchar uno que otro comentario atrevido de Yanina.

...

—Mmm mmm mmm... —protestó Yanina, soltando un quejido.

[Traducción: Marvin, eres un idiota. Suelta la mano.]

...

—Te voy a soltar, pero ya no sigas. Primero vamos a casa, deja tu maleta, date un baño y cámbiate de ropa. Mi abuela nos espera en la casa grande para la comida.

...

Yanina intentó zafarse de la mano de Marvin, pero él tenía demasiada fuerza. Giró la cara, evitando mirarlo, sin ganas de ir.

Total, si ya iban a divorciarse, ¿para qué tenía que soportar a la familia en la casa grande?

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