Después de la Enfermedad, Renació el Amor romance Capítulo 41

Los ojos de Diego tenían un tono burlón. Su tono no mostraba anomalías, pero siempre había algo en él que hacía sentir incómoda a Ximena.

De repente, las mejillas de Ximena se calentaron.

No era por otra cosa.

Era porque, en el pasado, para acostumbrar a Diego a tratarla y valorarla como la señora Ruiz, ella había reprimido su vergüenza y le llamaba ‘querido’, siempre comenzando sus frases con esa palabra.

Incluso cuando dormían juntos, ella lo llamaba suavemente así.

Aunque

Diego casi nunca respondía a sus palabras.

Hasta el punto de que, ahora, cuando se lo mencionaban, ella se sentía algo incómoda.

Al ver el cambio en la expresión de Ximena, Diego de repente sintió que, tal como había esperado, ella seguía siendo la misma Ximena de antes.

No importaba lo tranquila que pareciera, aún mostraba ese aire de pretender ser fuerte.

Él sonrió levemente, girándose sin mostrar intención de continuar la conversación.

Sin embargo, Ximena sintió que esa actitud de él la incomodaba.

Quiso decir que, después de todo, pronto se divorciarían, pero las puertas del ascensor se abrieron.

Diego no miró atrás y bajó al sótano en el elevador.

Ximena ni siquiera tuvo la oportunidad de decir algo.

Una vez dentro del carro, Beatriz seguía gritando indignada: —Si no fuera porque este contrato se decidió el mes pasado, ¡de verdad que me gustaría romperle la boca a Carmen! ¡¿Tener dignidad siendo amante?! ¡Qué ridícula!

Diego tenía muchas empresas, abarcando varios sectores, y su empresa de manufactura también era destacada. Zenith Innovations había trabajado previamente con Corporación Vanguardia en la fabricación de drones, y ambas partes estaban bastante satisfechas.

¡Pero los tiempos habían cambiado!

¡Corporación Vanguardia se había convertido en el lugar donde Carmen fortalecía su reputación!

Ximena se frotó la frente y calmó a Beatriz con tranquilidad: —No pasa nada. Al final, nos encontraremos en el mundo de los negocios. Zenith Innovations no es como TeraGlobal, que tiene tanto poder e influencia, no es conveniente generar conflictos con ellos.

Si realmente avergonzaba a Carmen,

Diego buscaría problemas con Zenith Innovations.

Después de todo, él protegía a Carmen con todo.

Y ella no sabía cuánto más podría soportar su salud, no quería que Zenith Innovations se viera afectada por su situación.

Ximena no pudo evitar reír un poco: —Sí, sí, el profesor Abelardo es el mejor, entonces parece que no me necesitas.

Abelardo le metió una mandarina pelada en las manos: —Lo más importante es que te cuides, parece que Diego hace mucho que no viene a verte.

La sonrisa de Ximena se desvaneció un poco.

Era cierto.

Sobre todo después de que llegara Carmen.

Diego había centrado toda su atención en Carmen, ni siquiera tenía tiempo para fijarse en ella ni en su familia.

Abelardo notó algo raro, antes, cuando Ximena venía, solía hablarle de Diego y de la familia Ruiz, ella siempre soñaba con tener una vida feliz, y siempre era optimista, pero esta vez ya no...

Discretamente, cambió de tema: —Has traído tantas galletas, con que dos cajas está bien, las otras dos te las puedes llevar, ¿no te gustan a ti? ¿A Ana no le gustan?

Ximena no respondió.

Después de pasar más de una hora con Abelardo, Ximena salió del parque de la clínica con las dos cajas de galletas.

Estaba algo distraída.

Cuando volvió en sí, vio de repente un dron suspendido frente a ella, con las hélices zumbando, balanceándose de un lado a otro mientras se dirigía hacia ella.