Destinos entrelazados: una niñera en la hacienda romance Capítulo 52

Me desperté con un ruido en la manija de la puerta, esperé que alguien entrara, pero no pasó nada, así que me levanté y fui a ver quién estaba allí. Al abrir la puerta del cuarto, encontré una bolsa grande colgada, la tomé, la abrí y vi una caja dentro con un papel que decía algo escrito.

"Aurora, como vas a estar mucho tiempo sin recibir un centavo, te estoy regalando mi MacBook. Esto te servirá para empezar tus estudios, él está completamente reiniciado, listo para usar. Ps: No te sientas especial, compré un modelo moderno y mejor para mí."

Eso me robó una sonrisa. Entré al cuarto y abrí la caja; el portátil estaba en perfecto estado. Era blanco con un detalle dorado en la manzana, incluso tenía el plástico protector del teclado. Oliver era muy cuidadoso, parecía estar regalando algo nuevo.

Estaba supereufórica, y aún no eran ni las 5 de la mañana. Lo encendí, creé mi cuenta, pasé mis fotos del celular a él, luego personalicé mi MacBook y, finalmente, comencé a investigar universidades a distancia. Estaba feliz, porque Oliver, a pesar de ser un grosero, a veces era una persona encantadora.

El resto del día, Denise vino al cuarto con Noah, luego bajamos juntas para caminar y tomar un poco de sol con él. Denise lo hacía todo, ni siquiera me dejaba empujar el carrito o hacer algún esfuerzo. Bajé con mi MacBook, ya que estaba leyendo e investigando cosas, ya que estaba, como podría decir, sin ocupación alguna.

No vi a Oliver en todo el día, pero quería verlo en persona para agradecerle por el regalo.

Mientras estábamos sentadas en el jardín, la mujer que estaba trabajando en lugar de Denise nos trajo nuestro café.

— Gracias, no era necesario que te molestes.

— No es inconveniente en absoluto, señorita Aurora.

— Solo llámame, Aurora, por favor. ¿Cómo te llamas?

— Me llamo Elisa.

Elisa parecía ser un poco tímida y solo hablaba cuando alguien le preguntaba algo. Después de que regresó a la casa, Denise empezó a hablar.

— Qué portátil tan linda, Aurora, veo que tu aumento de sueldo fue un éxito.

— Ah, esta computadora es realmente hermosa, ¿verdad? Pero no fui yo quien la compró, la recibí de regalo del señor Oliver.

— ¿Qué? — Sus ojos se abrieron sorprendidos.

Noah estaba acostado en el carrito, ella se acercó un poco a mí y habló en voz baja, como si alguien pudiera escucharnos.

— ¿Oliver te compró un MacBook? No lo creo. — Cubrió su boca con la mano.

— ¡No! — Corríge. — Él compró uno para él, este es usado, me lo dio para que empiece a estudiar, ya que no puedo comprar ninguno ahora, porque mi salario se irá todo a la cuenta del hospital.

— ¿Usado? Pero nunca vi ese en su oficina, el que usa es blanco con detalles plateados.

— Tal vez lo tenía en su cuarto, ¿no? — pregunté.

— Amiga, limpio ese cuarto todos los días, organizo el closet, los cajones y las mesas. Te digo con certeza que esa computadora nunca estuvo en esta casa.

— ¿Qué? — Me quedé confundida por eso.

— Pero cuéntame, ¿cómo fue tu noche? Me sentí triste de no poder quedarme y celebrar contigo, pero es que la tía Lucía necesitaba ayuda con los recuerdos que está preparando para el cumpleaños del tío Joaquín.

— Hablando de ella, ¿está mejor?

— ¿Mejor? ¿Mejor de qué?

— Oliver dijo que ella no estaba bien ayer y que Joaquín no pudo ir a buscarme porque estaba cuidando de ella.

— ¿Qué? — Denise comenzó a reír.

— ¿De qué te ríes, Denise? — pregunté curiosa.

— Dios mío, el señor Oliver odia las mentiras, pero es un gran mentiroso. — Continuó riendo. — Por favor, que esta conversación termine aquí. — Susurró.

— ¿Qué pasó? ¡Dímelo ya! — Pedí inquieta.

— Ayer, Oliver recibió una llamada del hospital diciendo que ya te habías ido. Se puso muy nervioso y le preguntó al tío Joaquín si tú ya te había llamado para ir a buscarte. El tío dijo que no había recibido ninguna llamada, así que Oliver salió de la casa, con una cara horrible, tomó el coche y salió como piloto de Fórmula 1. Más tarde, antes de que llegaras, le mandó un mensaje al tío para ir a la capital a comprar algo, pero no sé qué era, porque el tío Joaquín no me lo dijo.

— Denise, ahora estoy perdida, ¿por qué Oliver me mintió?

— Es broma, amiga, es porque después de que llegaste, las cosas empezaron a avanzar de nuevo. — Se explicó.

Saulo y Denise se miraron y rieron, y yo, una vez más, como una tonta, no entendía por qué esos dos se reían como hienas.

— Voy a entrar, pronto tendremos que ir a la capital. Morena, te espero esta noche, tengo una sorpresa para ti.

— ¿Sorpresa? —preguntó curiosa.

— Hasta la noche, con permiso. — Saulo se despidió y yo me quedé mirando a Denise.

— Eres impaciente, ¿verdad? — pregunté riendo.

— Claro que sí, odio cuando alguien dice que tiene algo para mí y hace tanto misterio.

— Tranquila, el día pasará volando.

— Solo no voy a morir de curiosidad, porque estoy muy feliz de que las fiestas volverán.

— Qué bueno, Denise, me alegro por ti.

— Tienes que alegrarte por nosotras, amiga, vas a conocer la feria agropecuaria de San Cayetano. ¡Allí hay puestos de comida, bandas famosas, parque de diversiones y tanta gente bonita! — La alegría en el rostro de Denise era evidente.

— Ya veo que no podré ir, ¿olvidaste que cuido de Noah, todo el tiempo?

— Ah, amiga, nos las arreglamos.

Entonces, Denise comenzó a contarme todo sobre las fiestas del pueblo, cómo estaba lleno de gente de toda la región, las bandas que daban conciertos y muchas otras cosas.

Confieso que me sentí curiosa con todo lo que dijo y me dieron ganas de ir, ya que nunca había ido a una fiesta en la vida.