Devoción apasionada: la querida esposa del Maestro Fudd romance Capítulo 991

[Sentí lástima por ella. Mirando su adorable rostro, no pude soportar ser malo con ella].

[No pude soportarlo, por lo que dije: “Haré mi mejor esfuerzo”].

[Ella hizo un puchero y dijo: “Hermano, tengo mucha hambre. ¿Tienes algo para comer? No quiero morirme de hambre”].

[Recordé que todavía quedaban dos bollos de carne, por lo que tomé uno y se lo entregué en secreto].

[Desaté la cuerda de nailon que tenía en las manos. Ella agarró el bollo con las manos sucias y lo engulló].

[Parecía que tenía mucha hambre].

[Ella comió demasiado rápido y se atragantó un par de veces, pero tenía miedo de que Hanson la oyera, por lo que rápidamente se tapó la boca, y su rostro se puso rojo].

[La volví a atar con la cuerda de nailon después de que terminó de comer el bollo para que Hanson no se diera cuenta de nada].

[Ella tenía miedo de que le mintiera, por lo que ella dijo: “Hermano, te ves muy guapo. ¿De verdad mantendrás tu palabra?”].

[No pude responderle porque ese asunto no era algo que alguien de mi edad pudiera manejar].

[Solo tenía 17 años en ese entonces. Sería una mentira decir que no entré en pánico ni dudé en absoluto].

[Al ver que permanecí callado, ella me llamó suavemente: “¿Hermano, hermano? Hermano, tengo mucho miedo. Por favor sácame de aquí. Me aseguraré de recompensarte].

[Le pregunté sin pensarlo mucho: “¿Cómo vas a recompensarme?”].

[Ella abrió la boca y se quedó sorprendida por unos momentos. Parecía que nunca pensó que yo le contestaría. Entonces, ella dijo: “Mi papá te dará mucho dinero. Te dará toneladas de dinero para que puedas vivir una buena vida sin tener que estudiar o trabajar”].

[Estaba un poco distraído y no estaba prestando atención a lo que ella había dicho. Estaba considerando si llamar a la policía o no].

[Ella pensó que su oferta no era lo suficientemente atractiva. Hizo un puchero y dijo: “Hermano, si el dinero no es suficiente para ti, me casaré contigo cuando sea mayor. Te pagaré ofreciéndome a ti por salvarme. ¿E… está bien?”].

[Era obvio que me estaba engañando].

[Ella ni siquiera recordaría quién era yo después de escapar].

[Sin embargo, sus ojos parecían sinceros e inocentes].

[No me importaba si ella me pagaría o no. Ella no conocía mis preocupaciones y tampoco la razón por la que dudaba].

[¿Quién iba a imaginar que una niña de 10 años sugeriría una idea tan extraña? Ella me miró tímidamente. Ella pensó que la estaba rechazando porque no respondí].

[Ella preguntó con voz débil: “Hermano, ¿crees que me veo fea?”].

[Me quedé sin palabras].