Diario de una Esposa Traicionada romance Capítulo 588

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Kevin guardó silencio un buen rato antes de hablar, "Pero es muy riesgoso."

El rostro de Martina se tornó feroz, "No le temo al riesgo."

Para ella, el miedo a que todo su arduo trabajo se viniera abajo era mayor que cualquier aventura.

En aquellos días, había arriesgado su reputación, arrebatándole todo a Rosa, paso a paso hasta llegar a donde estaba ahora, y bajo ninguna circunstancia permitiría que la hija de Rosa le quitara todo eso.

...

En los días siguientes, Camilo estuvo extremadamente ocupado, trabajando a todas horas.

A menudo, luchaba contra el sueño, esperándolo en el sofá del salón hasta que volviera, pero no podía superar la somnolencia de los primeros meses de embarazo y terminaba quedándome dormida.

Cuando despertaba, ya estaba en la cama.

Y al lado de la cama, nuevamente vacío.

Originalmente, el Grupo Galindo, debido a las provocaciones del señor Galindo, tenía directores que de vez en cuando causaban problemas que Camilo necesitaba solucionar.

Ahora, además, tenía que dedicar una parte de su energía a ayudarme con la familia Monroy.

Quería ayudar, pero se negaba.

La razón era que estaba embarazada y no debía preocuparme demasiado, incluso si quería, tendría que esperar hasta después de los tres primeros meses estables.

Y en ese momento, su propia Tecnología Zeta también estaba teniendo problemas.

Ese día, raramente pude despedirlo en la mañana, viendo sus ojos enrojecidos por la falta de sueño, no pude evitar decir: "¿Por qué no duermes en la sala de descanso de la oficina por un tiempo? No tienes que ir y venir así, el tiempo en el camino es suficiente para que te eches una siesta."

La sala de descanso de la empresa, ubicada dentro de la oficina, tenía todo lo necesario para vivir y ropa.

Camilo me dio un toque en la frente, "¿Otras mujeres desean que sus maridos vuelvan a casa y tú estás empujando al tuyo fuera?"

"No estés todo el día con eso de marido, marido, si ni siquiera nos hemos casado."

"¿Oh?"

Camilo levantó ligeramente la esquina de sus ojos, "Entonces, ¿por qué no saco un poco de tiempo hoy y vamos a casarnos?"

Lo empujé hacia afuera, "Déjate de bromas, con una propuesta de matrimonio así, ni que fuera a decir que sí."

Camilo siguió mi empuje hacia afuera, hasta llegar al vestíbulo del ascensor.

De repente, se giró, mirándome desde arriba.

Me puse en guardia, "¿Qué pasa?"

Camilo no dijo nada, solo me hizo señas con la mano.

Dudé. Él seguía sin hablar, solo mirándome.

Miré las ojeras bajo sus ojos y sin poder evitarlo, me acerqué en su dirección.

Me acerqué un poco más y levanté la vista hacia él, "¿Qué...?"

Una mano grande y definida de repente se agarró de la nuca, y las palabras que no había terminado de decir fueron bloqueadas por sus labios.

Pensé que solo sería un beso rápido. Pero él mordió mis labios, aprovechando la oportunidad para profundizar. Al final, fui yo quien no pudo seguir aguantando, la respiración se me hizo difícil, y tuve que pinzar su delgada cintura.