Entrar Via

DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 102

SEMANA SE INCERTIDUMBRE

CAMIL ARAY

Farid, hombre inconsciente con mi sentido de la curiosidad, y lo estaba odiando por eso. Se había negado con todo su ser a revelarme algo, y solo dios sabe que le había insistido gráficamente hasta el m@ldito cansancio. Ya me sentía exasperada de tantos paños húmedos, y el árabe seguía renuente a cooperar. A veces podía ser tan necio como una mula.

Sencillamente solo había repetido también hasta el cansancio que todo estaba bien y que no ocurría nada de lo que debiese preocuparme ahora.

Llegó de la escuela con Emira, jugó con la niña y conmigo, me hizo compañía, e hizo parecer que era lo normal en la rutina diaria; pero esa vena seguía visible en el lado izquierdo de su frente. Esa vena solo se le marcaba cuando estaba realmente demasiado preocupado.

Al día siguiente llevo a la niña al colegio, regresó, pasó la mayor parte del día a mi lado. Vimos películas, comimos palomitas, me ayudo a bañar, como el más ejemplar de los futuros esposos, aún así… ese «algo» intangible que sentía en él, aún seguía latente.

Lo podía sentir… no eran mis hormonas, o que me estaba volviendo loca. Estaba segura de lo que percibía en él.

Esa noche antes de dormir me decidí a hablar otra vez con él. Emira ya dormía y Farid la había pasado cargada a su habitación, pues se había quedado rendida en nuestra cama.

—¡Algo tiene que ocurrir!— le repetí con insistencia, pues aunque quisiera parecer totalmente normal algo veía raro en él. Podía fingir… pero ¡Dios! Conocía tan bien a ese árabe bruto, que cuando se le ocurría hacerse el tarado y ocúltame la verdad, justo como lo estaba haciendo ahora, no me pasaba desapercibido—. ¿Capturaron a mi madre? ¿Es eso?

—Camil, no pienses cosas raras— expresó con esa fría tranquilidad que él era capaz de aparentar—No hay nada que no te haya dicho. ¡Y no! Todavía no hay pistas del paradero de tú madre o del otro delincuente— explicó y era esa la respuesta que recibía cada vez que insistía con mis dudas.

—Farid… No soy estupida, tengo un coeficiente mental de ciento cuarenta, y puedo ver en tu cara cuando me mientes abiertamente— le recriminé perdiendo la calma— ¡Es que eres bruto también para mentir!

—¡Camil! Soy bruto amándote… ¡y no! ¡No te estoy mintiendo, habiba!¡Ya para de insistir! Solo quiero que estés tranquila, que guardes el reposo reglamentado por la doctora, y después veremos cómo arreglamos nuestros problemas— argumentó acostándose a mi lado.

—¡Admites que tenemos problemas!¡Pero te niegas a decirme cuales!— contraataqué y rodo con los ojos en un gesto divertido.

—¡Habiba, amor!— musitó en tono cansado, como si no supiera que más decir para convencerme de que todo estaba bien—¡Claro que tenemos problemas!, somos humanos, y creo que genéticamente venimos predestinados a tener problemas desde nuestro nacimiento. No hay nada nuevo, solo relájate, y no me hagas amarrarte a esa cama.

—Estas así desde que Liam llamó—le acusé haciendo un puchero como una niña pequeña en pleno berrinche por un dulce— ¿Crees que no me doy cuenta?— hice una pausa y lo miré seductoramente, cambiando de táctica.— Además sabes que si me amarras a la cama, ahí mismo terminará el reposo.

—¡Llama a Liam!— propuso sin morder el anzuelo—. ¡Llama a tu hermano, puedes preguntarle si hay cambios en algo!—insistió pasándome mi celular desde la mesa de noche de su lado— ¡Llamalo! eres libre de hacerlo para que estes tranquila y verás que te responderá que no! ¡Todo está igual Habiba! ¡Solo confía!

—¿Te confabulaste con Liam para ocultarme la verdad?— pregunté dramatizando estar ofendida.

—Camil. ¡Por Allah! No te oculto nada—repitió exasperado.

—Si no estuviera tan segura que no soy hija bilogías de Amiel Aray, estaría pensado que algo raro pasó con ese examen de ADN— musité pensativa.

—¡Camil! ¡Habiba, bonita!¡Duérmete, ¿si?— pidió Farid por vigésima quinta ocasión— ¡Hazlo por mi! ¡Estas embarazada cielo, y estás recuperándote de un procedimiento complicado!

Guarde silencio y me mordí los labios. Era lógico que no sacaría nada en claro, después de haber insistido tanto y no haber logrado nada en absoluto.

Así que era mejor dormir, y darme por vencida hasta el día siguiente. Liam había propuesto que llamara a Liam, pero yo haría algo mucho más inteligente: Llamaría a Atenea. Misas aburrida tenía aún menos talento para mentir que el árabe bruto. Así que ella me informaría acerca de qué estaba ocurriendo en realidad.

—¡Tu ganas habibi!— pero solo por esta noche—. ¡Solo por hoy, y porque estoy demasiado cansada!

—¡Te amo Habiba!¡Te amo tanto— expresó él abrazando y envolviendo mi cuerpo entre sus fuertes y torneados brazos— ¡Descansa bonita!

—También te amo, aunque seas bruto y misterioso— espeté molesta y Farid estalló en carcajadas, aunque no me soltó. Ni siquiera dormido liberó mi cuerpo de alrededor de sus manos.

A mi me costó un poco más dormir, tenía miedo de que eso que trataba de ocultarme fuera la peor noticia que hubiera recibido en mi vida.

{***}

La semana se fue volando, y las veces que trate de hablar con Atenea, solo choque con pared. Ella fue bien cortante en explicarme que fuera lo que fuera que me ocultaban, ella simplemente no estaba al tanto.

O Atenea Aray había aprendido a mentir, o era cierto que al igual que yo no estaba enterada de nada.

Por fin tocó el día de abandonar la cama, y él reposo e ir a la clínica por el resultado de los exámenes que por fin dirían si el bebito que llevaba en mi vientre estaba bien.

Estaba tan ansiosa que podía caminar por las paredes.

—Muy bien doctora, realmente bien. Usted, ¿Cómo ha estado?— pegunte y tanto Farid como yo le ofrecimos la mano.

—Muy bien. Hoy tengo un día un poco cargado, así que pasemos al grano.

—Eso me parece bien— espetó Farid— Estamos ansiosos por conocer los resultados.

La doctora revisó su récord de pacientes, y me miró antes de continuar hablado.

—Camil querida, ¿has tenido alguna molestia después del proceso altamente invasivo que llevamos a cabo? — preguntó colocándose los lentes de lectura—. ¿Dolores, sangramientos, fiebre?

—¡No, la verdad es que no!— respondí poniéndome otra vez nerviosa.

—Bueno, eso es muy bueno en realidad— anuncio ella— entonces pasemos a leer los resultados del examen químico de la amniocentesis.

—¡Si por favor!— respondí y la mano de Farid busco la mía para brindarme su apoyo.

—Camil… Camil… aquí está el sobre— anunció la doctora después de buscarlo por unos segundos, lo abrió con calma, tanto que sentí deseos de arrebatarle el papel de las manos y leerlo yo misma. Por supuesto que eso no habría sido para nada ético—Bien, en cuanto el análisis de la alfafetoproteina presente en el líquido, el examen arroja, que el desarrollo del bebé según sus cromosomas es el correcto. No hay anomalías genéticas, que la prueba pudiera detectar, y las células del cultivo presentan un crecimiento normal—informó la Obstetra y asentí aún ansiosa, pues aunque esa era una excelente noticia aún faltaba el análisis químico de la muestra—. En cuanto el análisis químico, es negativo.

—¿Negativo?— preguntó Farid sin entender del todo lo que eso significaba.

—Si negativo— repitió la doctora.— No hay trazas de ninguna sustancia, o medicamento en el líquido que rodea al feto, así que eso descarta la presencia de que el Flunitrazepan haya traspasado la placenta. ¡Ah!…¡otra cosa! ¿Quieren saber el sexo?— indagó la doctora con una sonrisa triunfal en los labios.

Yo sencillamente rompí a llorar, y no sabía si era de felicidad. Aunque si… lo que sentía era felicidad, y la liberación de tanta angustia contenida, que por fin sentía que podía respirar otra vez. Inconscientemente había contenido el aire, y ahora todo se sentía mucho mejor. Farid me abrazo, y me beso, me lleno la cara de besos castos, las frente, los ojos. Estaba tan ilusionado como yo por la buena noticia.

—¡No llores Habiba!¡Te dije que todo estaría bien!— me reconfortó y ahora sus palabras contaban sentidos, ahora si podía creerle y tranquilizarme. Esta era una de las tensiones más fuertes que había vivido jamás, y por primera vez en un momento duro, él estaba allí. Eso se sentía demasiado bien.

—¡Si quiero saber el sexo del bebé!— le informe a la doctora y el árabe bruto me miró asombrado.

—¡No! ¡No habiba! ¡Mejor dejemos que sea sorpresa!

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.